Trump es una emergencia nacional
OPINION
Por Frank Sharry
WASHINGTON, DC – Hoy vivimos una emergencia nacional, tiene nombre y apellido se llama Donald Trump. Un presidente poco popular que ha utilizado el cierre de las dependencias federales, el shutdown, para conseguir construir un muro que nadie quiere; un proyecto que prometió que México construiría y que lo obliga a buscar métodos para traspasar el congreso para usar el dinero de los contribuyentes a su gusto.
Trump no es un emperador que puede ponerse sólo la corona en la cabeza y declarar una emergencia que no existe sólo para utilizar el presupuesto como quiere y financiar su proyecto. Hacerlo es un abuso de poder, hacerlo es violar la separación de poderes de la constitución, hacerlo es un ataque directo al bolsillo del congreso y su presupuesto.
No hay una crisis nacional de seguridad en la frontera. Los refugiados e inmigrantes que llegan desde centro América están escapándole a la violencia y buscan en América oportunidades de trabajo y libertad. La única crisis que hay en la frontera es completamente humanitaria y es causada por las crueles y ridículas políticas que tacan a los niños y sus familias y que esta administración defiende a rajatabla. La administración Trump sacó a los niños de los brazos de sus padres usando como pretexto la ley de Estados Unidos que de hecho dice que es perfectamente legal emigrar y pedir protección en Estados Unidos como refugiado.
Dejemos algo en claro: la idea del muro es una obsesión que nada tiene que ver con la buena política, la seguridad nacional o el buen gobierno. Se trata del ego de un presidente, un intento desesperado de supervivencia política. Sus aliados utilizan esta marca registrada, una combinación de odio y miedo para distraer la atención de la nación de escándalos mayores e impopularidad. Todo esto al servicio de justificar cantos de campaña y juegos de memoria. Intentaron con el racismo y la xenofobia como caballos de batalla de las elecciones del 2018 y fallaron miserablemente, ahora apuestan el doble lo que nos lleva pensar que perdieron la cordura.
Si tuviéramos un presidente competente interesado en el país y no tanto en sí mismo, si tuviéramos un partido republicano interesado en gobernar, más que en rendir culto a su líder, entonces la política nos permitiría generar soluciones. Podríamos invertir en estrategias para mejorar la frontera, con infraestructura moderna y tecnología. Podríamos tener un sistema de monitoreo de los solicitantes de asilo para ver rápidamente quien califica como refugiado y podríamos modernizar el sistema de inmigración para que refleje nuestros valores e intereses.
Desafortunadamente no contamos con un presidente competente, no tenemos demasiados republicanos independientes en el congreso y por eso nuestro gobierno federal está en shutdown, lo que nos pone al borde de una crisis constitucional. Debemos y podemos estar mejor.
Frank Sharry es Director Ejecutivo de America’s Voice.
The national emergency that is Trump
OPINION
By Frank Sharry
WASHINGTON, DC — There is a national emergency and it is called the presidency of Donald Trump. An unpopular President who has been employing an unpopular shutdown tactic to pursue an unpopular border wall — a project he promised Mexico would pay for — is gearing up to grant himself the unilateral power to go around the Congress so he can spend taxpayer money according to his whim.
Trump is not an emperor who can lower a crown onto his own head and declare an emergency that doesn’t exist to divert appropriated funds to his pet project. If he does so, it will be an abuse of power. If he does so, it will undermine the Constitution’s separation of powers. If he does so, it will be a direct attack on the power of the purse reserved for the Congress.
There is no national security crisis at the border. Refugees and migrants coming to America from Central America are escaping violence in search of freedom and the opportunity to work hard. The only emergency on the border is a humanitarian one caused by this administration and it’s relentlessly cruel deterrence policies aimed at children and families. The Trump administration has ripped kids from the arms of their parents, jailed kids in cages and in camps, tear gassed women and children and gutted American law that says it’s perfectly legal to come to America to request protection as refugees.
Let’s be clear: this border wall obsession is not about sound policy, national security or good governance. This is about the President’s ego, his brand and his desperate attempt to survive politically. He and his allies are spewing lies, stoking fear and inciting hatred in order to divert attention from his mounting scandals and growing unpopularity. All of this is in the service of justifying a rally chant and a campaign memory trick. They tried racism and xenophobia in the 2018 midterms and it backfired miserably. The fact that they are doubling down on this failed strategy brings to mind the definition of insanity.
If we had a competent President interested in the country rather than himself, and if we had a Republican Party interested in governing rather than in coddling their Dear Leader, policy makers would be coming together to pursue bipartisan solutions. We would invest in smart border strategies including modernized infrastructure and state of the art technology. We would invest in a robust and commonsense approach to screening asylum applicants to determine who qualifies as refugees. And we would be gearing up to modernize and overhaul our immigration system so that it reflects our values and serves our interests.
Unfortunately, we do not have a competent President. Nor do we have enough independent Republicans in Congress. This is why we have a federal government shutdown and this is why we appear to be headed for something like a constitutional crisis. We can and must do better.
Frank Sharry is Executive Director of America’s Voice.