El sueño americano también tiene rostro de mujer
Por Guillermo Rojas y Victoria Lis Marino | Tulsa, OK
Wendy Vega nació en Aguascalientes, México, y después de mucho estudiar y trabajar decidió hace 13 años, migrar a Estados Unidos en búsqueda de nuevas oportunidades.
Cruzó de todo: el desierto, el río, la vida, hasta convertirse en el rostro vivo del sueño americano de las mujeres inmigrantes de Tulsa. Dueña de la confitería Tulsa Snacks, ubicada en 1060 S. Mingo, nos cuenta cómo emprender también rima con mujer.
Su historia, como la de tantos otros, inició en otro país, y terminó aquí en Tulsa; donde tras distintos empleos y una encarnizada lucha por sobrevivir, Vega se decidió a tomar las riendas de su vida. Gracias a un empleo en Supermercados las Américas aprendió a conocer sus habilidades, manejar personal, tomar decisiones y “entender lo que significa manejar tu propio negocio”, dijo Vega.
En Tulsa Snacks, Vega se especializa en la venta de aguas saborizadas, snacks, paletas y jugos naturales, ideales para apalear los primeros calores del verano. Si bien el local permaneció cerrado durante bastante tiempo, Vega confía en que los viejos y nuevos clientes la harán pasar el mejor verano de su vida.
“Estuve años trabajando en un lugar y quedé con las manos vacías, por eso decidí emprender esto, porque a veces trabajar para alguien no te da lo suficiente”, explicó Vega, a conciencia de que el negocio es mucho más que un elemento de trabajo, es un lugar de seguridad, de identidad, de lazos y proyectos.
“La idea era poner otro negocio, pero buscando local salió la idea de poner este”, dijo con honestidad Vega, asegurando que estaba determinada a tener algo propio. “Yo aquí me encargo de todo, me siento realizada porque demostramos que las mujeres podemos tener un negocio y hacerlo crecer”, admitió.
Vega está orgullosa de poder manejar sus tiempos y administrar su empleo sin rendirle cuentas a nadie. Junto a su esposo e hijos trabaja en la tienda con esfuerzo constante, pero una sonrisa que de los labios no se borra.
“Mi hijo mayor tiene 14 años y está trabajando conmigo, y tengo dos personas más que me ayudan, lo que me pone contenta, porque también puedo dar empleo”, confesó Vega.
El caso de Vega, es de especial atención, pues parecería tirar por la borda el tradicional mito machista latinoamericano, las mujeres pueden, sin importar su cultura de origen; porque en Estados Unidos, el sueño americano es de todos, y sobre todo es de la familia.
“Si toda la familia se involucra en el negocio, sales adelante”, dijo Vega, asegurando que su mayor logro en la vida es criar a sus hijos, vivir con su esposo una vida feliz y sentirse realizada como inmigrante.
Vega nos muestra que las mujeres también pueden decidir, administrar, generar empleo, y sobre todo soñar con una vida distinta. Sólo vasta seguir su consejo y apretar play: “Arriésguense, salgan de ahí, sepan que pueden trabajar y hacerlo, pues si no te animas a dar el primer paso, jamás te animarás a caminar”. (La Semana)