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La segunda rendición de México

Análisis de William R. Wynn | TULSA, OK

En febrero de 1848, México, derrotado y sin opciones, se vio obligado a rendirse tras un ataque ilegal e inmoral a su soberanía por parte de los Estados Unidos. En junio de 2019 la historia se repitió.

El pasado fin de sema­na se anunció que México, ante la posibilidad de paralizar las sanciones comerciales, capituló ante las de­mandas de su vecino del norte, o más exactamente, a las demandas del aco­sa­dor de barrio de los Estados Unidos que funge co­mo presidente, Donald Trump.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, con apenas un año en el cargo, enfrentó un dilema imposible cuando Trump tuiteó el 30 de mayo que imponía un arancel del 5%, que aumentaba gradualmente al 25%, sobre todos los bienes enviados desde México a los Estados Unidos si el gobierno mexicano no contenía la marea de refugiados centroamericanos que ahora se concentran en la frontera sur de los Estados Unidos.
¿Qué podría hacer López Obrador? Si no cumplía con las demandas de extorsión de Trump, el pueblo mexicano seguramente sufriría económicamente y en un plazo bastante corto. Un nuevo impuesto sobre los bienes mexicanos que ingresan a los Estados Unidos significaría la cancelación de pedidos y la pérdida de empleos, por no mencionar el cese o la desaceleración de la inversión estadounidense y de otros países en México en un momento en que la recuperación económica mexicana sigue siendo débil.
Una gran cantidad de dinero está en juego si se imponen tarifas.
“México es el 12º exportador más grande del mundo”, señaló un artículo de enero publicado en el sitio web de inversiones thebalance.com, y señaló que “en 2017, Estados Unidos recibió el 79 por ciento de las exportaciones de México”.
Está claro que López Obrador no podía permitirse poner a su país en un riesgo financiero tan grande.
Pero al adherirse a los deseos de Trump, el presidente mexicano “AMLO” como cariñosamente lo llaman sus electores, sufre un golpe a la dignidad de su nación y potencialmente crea más problemas para él mientras lucha para com­batir la corrupción po­lí­tica y los violentos cárteles de la droga.
El pueblo mexicano, aunque reconoció que AMLO hizo lo que tenía que hacer para aliviar el dolor de sus compatriotas, considera que el “acuerdo” con la administración de Trump fue unilateral y no a su favor.
“Me pregunto si México obtendrá algún beneficio de esto”, dijo a La Semana el abogado de la ciudad de México, Diego Castillo. “México ha asumido una gran carga, pero no obtiene nada excepto, quizás, no nuevas tarifas”.
Al aceptar enviar a 6,000 miembros de la recién creada Guardia Nacional Mexicana -el diez por ciento del total- a la policía en la frontera sur de México, López Obrador ahora tiene una fuerza dramáticamente más débil con la que luchar contra los cárteles, razón por la cual se estableció la guardia en el primer lugar. Esto podría tener un impacto perjudicial y peligroso tanto en México como en los Estados Unidos, pero matices como esta le importan poco al posible Rey Midas, quien parece convertir todo lo que toca (excepto su cabello) no en oro sino en algo completamente distinto.
Y mientras que el llamado “acuerdo” puede haber evitado una crisis por el momento, el futuro todavía está muy en duda. Sin embargo, hay dos cosas que son ciertas: México puede hacer mucho para disminuir el flujo de migrantes centroamericanos que huyen desesperados, y a un chantajista, una vez que se le paga por el rescate, siempre regresará por más. (La Semana)