Prejuicio y discriminación, los males no curados de la lepra
Por Mario Osava | BRASILIA
El equipo de la ambulancia se negó a transportar a mi amigo enfermo al hospital, porque mucho antes él había tenido hanseníasis”, contó Yohei Sasakawa, presidente de la Fundación Nipona, en uno de los encuentros durante su visita a Brasil, entre el 1 y el 10 de julio.
El amigo estaba totalmente curado y no se le veían secuelas, pero en una ciudad pequeña todos saben la vida de los vecinos, acotó.
El hecho no ocurrió en un país pobre, sino en el estado de Texas, en Estados Unidos, hace solo unos 50 años, destacó Sasakawa para subrayar los daños de la discriminación que sufren los enfermos del mal de Hansen, popularmente conocido como lepra, al igual que los que ya se curaron de la enfermedad infecciosa y sus familiares.
“La enfermedad es curable, sus daños sociales no”, realzó durante el encuentro con el diputado Helder Salomão, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, para pedirle apoyo a la lucha contra la hanseníasis, la denominación médica oficial para la enfermedad en Brasil, donde se ha eliminado el uso del término lepra, por la carga de estereotipos que conlleva.
De los diálogos que sostuvo el activista japonés y líder de la Fundación Nipona (Nippon Foundation) con miembros de los distintos poderes en Brasilia, resultó un acuerdo preliminar para la realización en 2020 de un encuentro nacional para intensificar la lucha contra la hanseníasis y sus estigmas.
Será en principio una conferencia con una dimensión política, en que participarían autoridades nacionales, gobernadores de estados y prefectos (alcaldes) de municipios, y otra técnica, bosquejó Carmelita Ribeiro Coriolano, coordinadora del Programa de Hanseniasis del Ministerio de Salud. La Fundación Nipona patrocinará las dos citas.
Brasil presenta la segunda mayor incidencia de la enfermedad de Hansen en el mundo, con 26.875 casos nuevos en 2017, lo que corresponde a 12,75 por ciento del total mundial, según la OMS. Solo India supera esas cifras.
El gobierno estableció una Estrategia Nacional para Enfrentar la Hanseniasis, para el periodo 2019-2022, que sigue las líneas de la estrategia mundial que propone la OMS desde 2016.
Una amplia capacitación de los actores involucrados en el tratamiento del mal y planes a nivel de estados y municipios, adecuados a las condiciones locales, orientan los esfuerzos para reducir especialmente los casos que provocan secuelas físicas graves en niños y para eliminar el estigma y la discriminación.
Antes de su etapa en Brasilia, Sasakawa, quien ya ha visitado el país más de 10 veces en su misión a favor de la eliminación del mal de Hansen y sus estigmas, estuvo en los estados de Pará y Maranhão, para analizar con autoridades regionales y municipales los avances y obstáculos hacia ese objetivo en dos de las regiones con más infectados.
“En Brasil no faltan cursos y entrenamiento, sino profesionales de salud sensibles, una atención especial a la hanseníasis”, dijo Faustino Pinto, coordinador nacional del Movimiento de Reintegración de las Personas Afectadas por la Hanseníasis (Morhan), que acompañó la delegación de la Fundación Nipona en Brasilia.
Él mismo es un ejemplo de las insuficiencias en los servicios de salud. Su diagnóstico como infectado del mal de Hansen solo lo obtuvo cuando tenía 18 años, nueve después de sentir los primeros síntomas. La cura demandó cinco años de tratamiento y le quedaron secuelas en las manos y articulaciones.
Su drama personal y la defensa de los derechos de enfermos, exenfermos y sus familias.
La discriminación es milenaria y tiene origen incluso en la Biblia, donde la enfermedad aparece como un castigo de Dios, señaló Sasakawa durante su audiencia con la ministra Damares Alves, una pastora evangélica de confesión Baptista que se ha autodefinido como “terriblemente cristiana”. (IPS)
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