Cuidar hijos de padres deportados, una promesa de vida

Por Guillermo Rojas y Victoria Lis Marino | Tulsa, OK

La comunidad inmigrante de Tulsa vive tiempos difíciles, al igual que en el resto del país, cunde el miedo y la incertidumbre ante el cierre de las pro­pues­tas políticas que le per­- mitan a los más de 12 millones de inmigrantes ilegales, acceder al camino de la ciudadania. Padres y madres dejan a sus pequeños cada día en la escuela sin saber si volverán o no a casa por la tarde, sin saber si cruzarán un semáforo en rojo y serán deportados.

Ante la posibilidad de la catástrofe, muchos padres hacen trámites para conseguir un tutor legal para sus hijos, en caso de que ellos deban regresar a su país de origen, los poderes existen, pero tomar esa responsabilidad es un trabajo duro, tan incierto como la misma política inmigratoria que causa el problema.

Sandra Ludo es mexicana y hace 28 años vive en nuestro país, en Tulsa, trabaja en una escuena media, en la que conoce a muchas familias en situación desesperante. Hasta el momento Sandrá aceptó 3 poderes para cuidar a los niños de tres matrimonios que corren el riesgo de ser deportados. Saber que en cualquier momento puede convertirse en la madre de una decena de niños le genera pavor. “Me hiela la piel, pero pero con la ayuda de dios, saldré adelante”, afirma Sandra.

Sandra Ludo, trabaja en una escuela media, en la que conoce a muchas familias en situación desesperante

“El trámite es facil, me dan un poder para que yo pueda cuidar a los niños, pero para hacerlo los niños deben tener un pasaporte vigente, y el requisito que yo les pongo es que tengan un ahorro para viajar y para tenerlos en casa, porque no se cuánto tiempo se pueden llegar a quedar conmigo”, confiesa esta mamá de corazón.

La idea de tutorear niños comenzó cuando la hermana de Sandra fue deportada en el 2006. Esa fue la primera vez que debió convertire en tutora legal, cuidando de sus sobrinos durante un mes completo.“No fue tan dificil, fue dura la situacion porque es traumatica, pero la ventaja era que los niños estaban de vacaciones en este momento”, recuerda.

Ahora Sandra está dispuesta a volverlo a hacer, sin recibir compensación alguna por su labor; sólo pide que los padres se preparen para lo peor y cuenten con un ahorro para no dejar a sus niños desamparados. “Yo le digo a las personas, hagan un ahorro, tengan sus papeles en regla, ayudenme a ayudar”, confiesa. “Yo doy mi ayuda a corazon abierto, pero también regaño a las familias, les digo: saben que, piensen en lo que tienen que hacer, pues no tienen que dejarme a mi todo el peso encima. Son todos niños pequeños y es muy complicado.”

Ayudar a niños ajenos es una tarea ardua, pero Sandra cumple su palabra y le pone el pecho a la tormenta. La tarea es dura, por eso hay que mantenerse al pie de la norma y no equivocarse a la hora de cuidar a los mas pequeños, evitando distracciones para lograr que el poder de sandra sea sólo eso, un papel.

“Me siento bien porque dios puso en mi coraozn las ganas de ayudar, yo ayudaria aunque no hubiera un papel firmado, pero le recuerdo a cada padre ‘Se tu responsable. Maneja bien, ve con cuidado por el bien de tus hijos, se prudente’”, le aconseja Sandra a la comunidad. (La Semana)