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Mujeres mexicanas sacan la cocina al sol

Por Emilio Godoy | VILLA DE ZAACHILA, México

Reyna Díaz cocina frijoles, pollo, cerdo y postres en su olla solar, que instala en el patio abierto de su casa, en un barrio pobre de la periferia de este municipio del suroeste de México.

“A mi familia les gusta cómo quedan. La uso a casi diario, me ha beneficiado mucho”, dijo Díaz, mientras mezclaba los ingredientes de cochinita pibil (tradicional platillo de cerdo marinado con especias y achiote, un colorante natural), que luego colocó sobre las láminas de aluminio del horno, alrededor de la olla, que reflejan la radiación que calienta el receptáculo.

Antes de recibir en marzo esta cocina una olla solar, esta vendedora de atole (tradicional bebida caliente mexicana a base de masa de maíz o trigo) y jefa en solitario de un hogar con un hijo y una hija, descreía de la posibilidad de cocinar con los rayos del sol.

“Fui aprendiendo con las señoras. Fue difícil, nos tocó picar piedra, era totalmente desconocido. Ahora hay más apertura de la gente, porque hay más información sobre el potencial solar. En las áreas rurales, la gente lo entiende más”.

Reyna Díaz revisa la cocción de cerdo marinado en una olla solar, en su vivienda en un barrio popular de Vicente Guerrero en el municipio de Villa de Zaachila, en el estado de Oaxaca, en el suroeste de México. El uso de estas cocinas ya permite a 200 mujeres ahorrar combustible y dejar de usar leña, con beneficios ambientales y de salud. Crédito: Emilio Godoy/IPS

“No sabía que se podía, me preguntaba si se iba a cocer la comida. Cosa más admirable”, relató esta pobladora de la colonia (barrio) popular Vicente Guerrero, en Villa de Zaachila, este municipio con unos 43.000 habitantes, situado en el estado de Oaxaca, a unos 475 kilómetros al sur de Ciudad de México.

A los habitantes de Vicente Guerrero les une la pobreza, con viviendas que cuentan con electricidad y agua potable y donde las mujeres que alternan sus trabajos informales con el cuidado de sus familias.

Antes, Díaz guisaba con leña y gas licuado de petróleo (GLP), cuyo consumo ahora ha limitado y le dura más tiempo. “He ahorrado bastante”, aseguró.

Vecinas de este barrio, donde abundan las casas de chapas de latón y las calles sin pavimentar y sin alcantarillado, recibieron capacitación sobre la cocina, su utilización y sus beneficios, y al obtenerlo, se convirtieron en sus promotoras. También organizan demostraciones en sus casas para intercambiar recetas, degustar sus platillos y difundir los cambios positivos que le han aportado los aparatos.

Las cocinas solares son dispositivos que permiten preparar alimentos con la radiación como fuente de energía, pues funcionan como un invernadero que, al concentrar el calor, cuecen la comida. Disponen de un hueco u olla rodeada de unos alerones, captura lo radiación solar con su forma parabólica y la refleja hacia el recipiente con la comida.

Entre sus ventajas figuran ser otra alternativa para la cocción rural, porque permite guisar sin necesidad de electricidad o combustibles sólidos o fósiles; pasteurizar agua para potabilizarla; evitar la tala y contaminación; respirar humo del fogón y utilizar energía renovable.

Pero estas cocinas no funcionan en días lluviosos o nublados, el proceso de cocción es largo, comparado con las estufas tradicionales, y se tienen que utilizar al aire libre.

En México, un país con 130 millones de habitantes, unos 19 millones utilizan combustibles sólidos para cocinar, hábito que ocasionó unas 15.000 muertes prematuras en 2016 por la ingestión de partículas nocivas, según datosdel Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). (IPS)