What would happen if everyone went vegan?
Para un granjero que vive de la producción de sus vacas o sus gallinas, un mundo vegetariano suena más absurdo que realista.
Para un empresario latinoamericano que vende soja para alimentar cerdos, también.
Lo mismo para las multinacionales que dominan la industria cárnica mundial, como Cargill, Tyson o JBS, o para los países donde la carne es un motor económico importante, como Brasil o Argentina.
Y aunque el vegetarianismo es una tendencia creciente en los naciones ricas —para mejorar la salud, combatir el cambio climático o proteger a los animales—, lo cierto es que a nivel mundial el consumo de carne va en aumento.
Y no solo porque hay más población, sino porque ha crecido la clase media en países como China y otras economías emergentes.
La producción de carne hoy es casi cinco veces más alta que a principios de la década de los 60, pasando de las 70 millones de toneladas que se generaban entonces a los más de 330 millones de toneladas de 2017, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Y los países que más la consumen son Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Argentina.
Para llegar a esta economía vegetariana, explica, tendría que existir una transición gradual, cuyo rumbo dependerá de las políticas que tomen los países para establecer los incentivos que permitan hacer esa transformación.
“Los efectos económicos negativos podrían ser mitigados por decisiones políticas”, apunta Springmann.
Efectivamente los granjeros no pueden ser abandonados a su suerte, como tampoco se pueden cerrar de golpe las industrias cárnicas que generan empleo y aportan al Producto Interno Bruto (PIB) de los países.
“Los ganadores y agricultores tendrían que diversificarse”, explica.
Lo más realista, agrega, sería que las personas se vuelvan flexitarianas, es decir, que consuman menos carne, dado que es poco probable que el mundo entero se vuelva vegetariano.
“El mundo estaría mejor”
Los costos del cambio hacia un mundo vegetariano dependerán de cuáles son los supuestos que utilizamos para imaginar ese escenario, le dice a BBC Mundo Tim Benton, director del Departamento de Energía, Medioambiente y Recursos del centro de estudios británico Chatham House.
Pero como sea, “habría costos económicos significativos”, señala. La reducción del sector cárnico afectaría al crecimiento económico, aunque eso podría ser compensado con la producción de otros productos, explica.
“Habría un costo de transición, pero al final tendríamos gente más saludable y un planeta más saludable”, asumiendo que existirían desarrollos tecnológicos e incentivos económicos para consumir menos carne.
“El mundo estaría mucho mejor si consumiéramos menos carne”, señala Benton.
“La producción de proteína animal a gran escala ha sido apoyada con subsidios públicos. Si esos subsidios públicos fueran destinados a la producción de proteína vegetal, sería finalmente más barato para las personas mantener dietas más saludables”.
Con todo, aunque a nivel global sería recomendable comer menos carne y producirla de otra manera, eso no significa que todos los países puedan permitírselo, advierte Benton.
“Negativo para las comunidades agrícolas”
Andrew Jarvis, director de análisis de políticas del Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT, por sus siglas en inglés) e investigador del Programa de Investigación sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria, advierte que si todos fuéramos vegetarianos, se crearía una situación difícil en los países con menos recursos.
“Bajaría el precio de la tierra y eso sería negativo para las comunidades agrícolas”, le dice a BBC Mundo.
“Probablemente habría más migración hacia las ciudades y potencialmente aumentaría la pobreza en el campo, al menos en el corto plazo”.
Explica que aunque algunas tierras podrían reforestarse o reconvertirse, no todas son necesariamente funcionales para ese objetivo.
“Sería un gran problema para el Cono Sur”, apunta Jarvis, quien vive y trabaja en Colombia.
Aunque también proyecta que podrían producirse algunos efectos positivos.
“Si se reduce el consumo de carne, más cultivos podrían ser destinados a alimentar a la gente y no a los animales”.
“Es mejor avanzar hacia una economía más flexitariana y no vegetariana”.
Según el Instituto de la Carne de Estados Unidos (NAMI, por sus siglas en inglés), el sector es clave para alimentar la economía del país.
Solo la industria de la carne de vaca y el sector avícola del país, son responsables de la generación de más de cinco millones de empleos, con salarios que oscilan entre los US$13,5 y los US$14,9 por hora en las plantas empacadoras y procesadoras.
Además, citando un estudio hecho por John Dunham & Associates, el sector genera más de US$1 billón, cercano al 5,6% del PIB nacional.
Por lo tanto, si esta industria desapareciera, las consecuencias económicas serían potencialmente desastrosas.
ENGLISH
The idea of everyone adopting a vegan diet might sound extreme, but in the last decade, the number of people in the UK following a plant-based diet has risen 340%. There are now over 0.5 million British vegans – with around 20% of 16 to 24-year-olds in the UK following a vegetarian or vegan diet.
You can see this growing interest in veganism all around us. From the explosion of dairy-free milk alternatives on supermarket shelves and the growing number of celebrity advocates like Liam Hemsworth and Natalie Portman, to movies like Cowspiracy and Simon Amstell’s futuristic vegan comedy Carnage. What was recently a radical lifestyle choice is slowly moving into the mainstream.
For scientists, policymakers and economists, the idea of a vegan future is especially interesting – and one of the biggest reasons is the environment.
Going green?
Your fridge might seem an unlikely setting for the fight against global warming, but did you know that food is responsible for over one quarter of all greenhouse gas emissions? What’s more, meat and dairy make up the vast majority of that carbon footprint.
The UN says that farmed livestock accounts for 14.5% of all manmade greenhouse gas emissions (with cow burps a surprisingly big culprit). To put that into perspective, the BBC reported that this is roughly equivalent to the exhaust emissions of every car, train, ship and aircraft on the planet.
If we all went vegan, the world’s food-related emissions would drop by 70% by 2050 according to a recent report on food and climate in the journal Proceedings of National Academy of Sciences (PNAS). The study’s authors from Oxford University put the economic value of these emissions savings at around £440 billion.
Healthy living
Being vegan doesn’t necessarily mean you’re eating healthily. You can chow down on junk food – and miss out on vital nutrients – whether you eat meat or not. For example, vegan diets are naturally low in calcium, vitamin D, iron, vitamin B12, zinc and omega-3 fatty acids. If you are following a vegan diet it is important to include protein from foods such as nuts, seeds, beans and pulses. Of particular note are lentils, chickpeas, tofu and soya versions of milk and yogurt. Other good sources include cashew, pistachios, flaxseed, chia and pumpkin seeds, buckwheat and quinoa.
At the same time, some vegan products contain a lot of coconut oil, for example, which is high in saturated fat. That said, it’s easy to get the right food balance as a vegan, but you need to be aware of what you’re eating – good advice for omnivores and herbivores alike.
We know that Western diets are linked to many health problems including heart disease, diabetes and obesity. In 2015, the World Health Organisation went so far as to categorise processed meat as “carcinogenic”, along with asbestos, alcohol and arsenic.
With fewer cases of lower coronary heart disease, strokes, type 2 diabetes and some cancers, its researchers report that a global vegan diet would also result in 8.1 million fewer deaths per year worldwide. This would have projected cost savings of “$700–1,000 billion per year on healthcare, unpaid care and lost working days”.
Make hunger history
Would a vegan future make food poverty history? If it’s about freeing up space and resources for growing food, there’s some evidence to back that up.
A meat-eater’s diet requires 17 times more land, 14 times more water and 10 times more energy than a vegetarian’s, according to research published by The American Journal of Clinical Nutrition. This is principally because we use a large proportion of the world’s land for growing crops to feed livestock, rather than humans. (Of the world’s approximately five billion hectares of agricultural land, 68% is used for livestock.)
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