‘Hyper-palatable food’: scientists identify worst offenders to snack on
Los alimentos que una vez que los pruebas no puedes dejar de comerlos
No te sientas culpable por el ataque de gula. Hay alimentos cuya composición hace que simplemente no podamos dejar de comerlos.
Se les conoce como alimentos hiperpalatables y se han escrito y producido muchísimos artículos y documentales sobre ellos.
Pero en “los estudios, los alimentos palatables han sido definidos con términos descriptivos, y no existe ninguna definición estándar”, dice un nuevo estudio de la Universidad de Kansas en Estados Unidos, publicado en la revista Obesity.
En concreto, dicho informe indica que desde 2000 a 2018, el número de publicaciones anuales enfocadas en alimentos palatables aumentó en un 550%, demostrando que esos productos son un área primordial en el estudio de la nutrición.
En general, todos sabemos identificar a simple vista algunos productos que provocan adicción: papas fritas, pizzas, hamburguesas, refrescos o helados, por ejemplo.
Pero los autores del mencionado estudio instan a ir más allá: Tebra Fazzino, Kaitlyn Rohde y Debra Sullivan proponen un método para saber cómo identificar los hiperpalatables de forma más certera, mirando su información nutricional a la hora de adquirirlos.
El estudio destaca los efectos nocivos para la salud que estos alimentos tienen y cómo, además, activan mecanismos en el cerebro que retrasan la sensación de saciedad, haciendo que comamos y comamos sin darnos cuenta de cuándo es suficiente.
Para ello, se propusieron desarrollar una definición cuantitativa de los hiperpalatables y aplicarla a una lista de casi 8.000 alimentos vendidos en Estados Unidos.
Los alimentos ricos en sodio, azúcar y grasas pueden provocar obesidad, hipertensión arterial y diabetes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Cómo identificar los alimentos hiperpalatables?
“Las descripciones de las comidas palatables son al mismo tiempo demasiado generales o demasiado restrictivas. Por ejemplo, una descripción de comida palatable sugiere que es cualquier alimento adquirido en una restaurante de cadena rápida. Sin embargo, algunos de estos establecimientos también venden ensaladas o alimentos a la plancha, que no es lo mismo que una hamburguesa con queso”, señala un fragmento del estudio.
El informe también apunta que, debido a esas definiciones tan generalizadas, hay alimentos que siendo palatables no entran en la categoría de peligrosos o adictivos porque no son considerados comida rápida.
Los autores del estudio diseñaron tres categorías según la composición de grasas, azúcares y sodio. Para crearlas se basaron en otros informes existentes y en la cuantificación de ingredientes presentes en el tipo de alimentos en cuestión.
Las categorizaciones indicaron que son alimentos hiperpalatables aquellos con:
el 25% o más de calorías procedentes de grasas y con más del 0,30% de su peso en sodio;
más del 20% de calorías procedentes de grasas y otro porcentaje superior al 20% de azúcares;
un 40% de calorías de carbohidratos y con más del 0,20% de su peso en sodio.
El 62% de los alimentos analizados cumplieron las condiciones de las categorías, copadas por productos como pizzas, hamburguesas, fritos y dulces.
Durante el estudio, hubo algunas sorpresas llamativas.
Entre ellas, la conclusión de que el cebollino o la rúcula, pese a que su aporte calórico es muy bajo y que eran considerados por los investigadores como alimentos no hiperpalatables, también cumplían con alguna de las categorías mencionadas.
Los investigadores también hallaron que alimentos marcados como bajos en grasa también podían ser hiperpalatables, como los vegetales cocinados en salsas, cremas o grasas.
“Los resultados también sugieren que el método de preparación y procesamiento de la comida es clave para determinar su hiperpalatabilidad, y no solo el producto en sí”, apunta el informe.
En ese sentido, los autoresadvierten el uso que se le da a la sal para realzar el sabor de los alimentos y con ello su probabilidad de crear adicción.
También señalan que la combinación de ingredientes es lo que muchas veces determina la hiperpalatabilidad de un producto.
El estudio reconoce algunas de sus limitaciones -como que solo se centra en alimentos sólidos-, pero destaca que sirve para que “las investigaciones validen una definición específica y cuantitativa de los hiperpalatables para así avanzar en la comprensión de mecanismos que conducen al exceso de comida y la obesidad”.

‘Hyper-palatable food’: scientists identify worst offenders to snack on
The adverts, for once, are spot on. When it comes to some snacks, it’s hard to deny “once you pop, you can’t stop”.
No matter how much you want to resist, one taste and you’re doomed to eat more.
We tend to call such food moreish or yummy. Naturally, scientists have a more esoteric term: high “palatability”.
And it’s known that some foods are especially likely to bring us back for more. Unsurprisingly, the food industry has spent billions creating such “hyper-palatable food” (HPF) because it means greater sales.
But there’s a dark side to HPF: its ability to undermine so-called satiety – the biochemical response that tells us to stop. And that opens the way to binge eating, obesity and premature death.
Research suggests the effect is triggered by certain combinations of fat, carbs, sugar and sodium – principally in the form of salt.
But until now it’s not been clear precisely what those combinations are, and how to tell if a food may be irresistibly hyper-palatable.
Doing so could play a key role in research to combat obesity – including in the UAE, where it affects more than 1 in 4 of the population.
And it could also help consumers through more precise labelling. Alongside standard information about fat, sugar, salt and calorie content, some food could be identified as especially unhealthy because of its ability to trigger binge eating.
Now a team of researchers believes they have solved the mystery of moreishness.
Professor Tera Fazzino and colleagues at the University of Kansas made their discovery by combing the research literature to identify foods found to be potentially hyper-palatable in tests, and noting their nutritional content.
They then looked for combinations of fat, carbs, sugar and sodium that seemed to occur unusually often in such foods – suggesting they were boosting the palatability more than expected by any one ingredient alone.
The team found that three specific combinations emerged repeatedly.
The first of these “HPF clusters” are foods with a mix of fat and sodium (FSOD), where the fat provides at least 25 per cent of the total calories, and 0.3 per cent sodium by weight.
Everyday examples of such FSOD foods are cookies and butter popcorn – both famously irresistible.
The second cluster identified is a combination where carbs providing at least 40 per cent of the total calories, plus 0.2 per cent sodium by weight. This CSOD [carbs and sodium] category contains the likes of pizzas, pasta and salty snacks.
Finally, the researchers identified a mix of fat and sugar, where each provide at least 20 per cent of the total calories. This FS category contains notorious diet-busters like cakes, pies and sweet cereals.
The researchers have gone beyond simply identifying this “evil triplet” however. They decided to see just how much of the US diet is hyper-palatable by comparing the various proportions of fat, carbs, sugar and sodium to those for foods registered in the official US Department of Agriculture database.
Astonishingly, they found that 62 per cent of them were hyper-palatable, falling within one or more of the HPF clusters.
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