Aumenta la violencia armada / US gun violence soars
Por William R. Wynn | TULSA, OK
A pesar de que hubo menos tiroteos masivos en los Estados Unidos el año pasado -algo que puede deberse en parte a la pandemia de coronavirus- 2020 sin embargo fue el año más mortífero por causa de la violencia de armada en décadas. Lamentablemente, los tiroteos masivos están de regreso en 2021, contribuyendo a las muertes por armas de fuego en general que pueden hacer que este año sea aún más sangriento y más mortal que el anterior.
En 2020, hubo poco menos de 20.000 muertes por armas de fuego en el país, sin contar entre 20 y 25 mil suicidios adicionales por armas de fuego. Los tiroteos de la semana pasada en Texas, Wisconsin e Indianápolis, junto con otro el 20 de abril en Nueva York, han llevado la cifra de muertos en 5.500 personas en apenas tres meses y medio de 2021.
Mientras el presidente Biden lucha por encontrar apoyo para las medidas de control de armas, una verdad aleccionadora ha surgido de que en la mayoría de los casos, las armas utilizadas en recientes tiroteos masivos, como las utilizadas por individuos, fueron compradas legalmente, en algunos casos, aprovechando las deficiencias de los reglamentos de verificación de antecedentes o las exenciones para las armas de fuego adquiridas en exposiciones de armas o de particulares.
Los defensores de una regulación más efectiva sobre pistolas y rifles de asalto temen que en 2020, los estadounidenses compraran aproximadamente 23 millones de armas, un aumento del 64% respecto al año anterior. Y si bien son los tiroteos masivos los que atraen la mayor parte de la atención, Biden ha señalado que las armas cobran más de 100 vidas estadounidenses cada día, en ciudades de todo el país.
De los casi veinte mil muertos el año pasado, 300 eran niños, algunos murieron accidentalmente cuando jugaban con armas. Otros son víctimas de la violencia de las pandillas y algunos, como el mexicano-estadounidense Adam Toledo, de 13 años, son asesinados por la policía.
Dos organizaciones, el Fondo Educativo y la Coalición para Detener la Violencia con Armas, unieron fuerzas recientemente para producir un informe titulado “Una crisis de salud pública que se está gestando décadas”. Entre las muchas recomendaciones en el informe exhaustivo se encuentran abordar la crisis desde un punto de vista de salud pública y “promulgar e implementar una verdadera ley universal de verificación de antecedentes que requiera verificaciones en todas las ventas y transferencias de armas, incluidas las ventas privadas y en línea”.
El informe también recomienda hacer exactamente lo contrario de lo que ha hecho la legislatura de Oklahoma en los últimos años, es decir, promulgar e implementar prohibiciones estatales sobre el porte abierto de armas de fuego en público y regular enérgicamente el porte oculto de armas de fuego para ayudar a proteger la seguridad pública.
A medida que 2021 parece rivalizar con las muertes y lesiones por armas de fuego de 2020, Estados Unidos sigue siendo mucho más seguro en este sentido que sus vecinos del sur. México tiene cuatro veces la tasa de muertes violentas por armas de fuego que Estados Unidos, y Venezuela y El Salvador son casi diez veces más mortales. Entre el resto de América del Norte, Canadá, que regula en gran medida la venta de armas, tiene un octavo de la tasa de muertes por armas en comparación con los EE.UU.
Es un problema que pide acción a gritos, pero es poco probable que se produzca un cambio significativo dado el clima político actual. (La Semana)
US gun violence soars
By William R. Wynn | TULSA, OK
Despite fewer mass shootings in the United States last year – something that may be due in part to the coronavirus pandemic – 2020 nevertheless was the deadliest year for gun violence in decades. Sadly, mass shootings are back with a vengeance in 2021, contributing to overall gun deaths that may make this year even bloodier, and more deadly, than last.
In 2020 there were just under 20,000 gun deaths in the United States, not counting an additional 20-25 thousand suicides by gun. Shootings this past week in Texas, Wisconsin, and Indianapolis, along with another April 20th in New York, have brought 2021’s death toll well over 5,500, barely a quarter of the way through the year.
As President Biden struggles to find support for gun control measures, a sobering truth has emerged that in more cases than not, the guns used in recent mass shootings, like those used in shootings of individuals, were purchased legally, in some cases exploiting weaknesses in background check regulations or exemptions for firearms purchased at gun shows or from private citizens.
Advocates for more effective regulation of handguns and assault rifles worry that in 2020, Americans purchased roughly 23 million guns, an increase of 64% over the previous year. And while it is the mass shootings in large crowds that draw most of the attention, Biden has pointed out that guns claim in excess of 100 American lives every day, in cities throughout the country.
Of the nearly twenty thousand killed last year, 300 were children, some killed accidentally when kids play with guns. Others are the victims of gang violence, and some – like 13-year-old Mexican American Adam Toledo – are killed by police.
Two organizations, the Educational Fund to Stop Gun Violence and the Coalition to Stop Gun Violence, recently joined forces to produce a report on gun violence entitled “A Public Health Crisis Decades in the Making.” Among the many recommendations in the exhaustive report are to approach the crisis from a public health standpoint and to “enact and implement a true universal background check law that requires background checks on all gun sales and transfers, including private and online sales.”
The report also recommends doing the exact opposite of what the Oklahoma legislature has done in recent years, namely to enact and implement state prohibitions on the open carry of firearms in public and strongly regulate concealed carry of firearms to help protect public safety.
As 2021 looks to rival 2021’s gun deaths and injuries, the United States is still far safer in this regard than its neighbors to the south. Mexico has four times the rate of violent gun deaths than the US, and Venezuela and El Salvador are nearly ten times as deadly. Among the rest of North America, Canada, which heavily regulates gun sales, has an eighth the rate of gun deaths as compared to the US.
It is a problem that cries out for action, yet it is one that is unlikely to see any meaningful change given the current political climate. (La Semana)
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