El arte de encontrar significado a las palabras foráneas / The art of finding meaning in foreign words
Por Guillermo Rojas and Victoria Lis Marino | Tulsa, OK
En el momento en el que Arthur Malcom Dixon nació en el pequeño pueblo de Ardmore al Sur del estado de Oklahoma, supo que su camino iba a ser uno bien distinto. Era hijo de padres británicos que desembarcaron en tierras Sooner allí por los años 80’s para hacer ciencia, y que no dudaron en criar a su niño como un verdadero inglés, impronta que hasta el día de hoy lleva en su acento.
Como muchos niños provenientes de otras culturas, Arthur iba a tener la posibilidad de reflexionar sobre aquellas cosas que los americanos dan por sentado, y así, iniciar el amor por la diversidad cultural que lo acompañaría en su profesión. Hoy es traductor literario de español, lengua que no le llega por herencia pero de la que se enamoró sin vuelta atrás en su adolescencia.
“No se puede explicar mi fascinación con la cultura hispana, es evidente que no soy hispano, pero me defino como una persona de tercera cultura -ni americano, ni hispano. Como mis lazos británicos no tenían nada que ver con mis vivencias en Ardmore, creo que aprendí a distinguir desde temprano las diferencias culturales que había entre mi familia y el lugar donde crecía, y así también, me sentí atraído por otras culturas, otras formas de hablar y ver el mundo”, aseguró sobre su amor por el español.
Allí, en la frontera con Texas, rodeado por un mundo bilingüe, Arthur se enamoró del castellano a los 12 años; luego estudió historia latinoamericana en la universidad de OU y finalmente hizo una maestría como traductor literario. “He tenido mucha suerte y muchas oportunidades con mi oficio, ahora cuento con el Tulsa Artists Fellowship de la George Kaiser Family Foundation que apoya a artistas y así logro seguir realizando mis trabajos literarios”, explicó Dixon, recalcando que la traducción es un arte sin igual, un oficio que requiere dejarse fluir con los textos para captar su esencia y conseguir que otra lengua les haga justicia. “Cuando me siento a traducir no tengo ni que pensar. Si me propusiera a escribir una novela me costaría más esfuerzo”, reconoció.
Hasta el momento, el traductor cuenta con varios relatos traducidos, dos novelas y hasta un poemario, de distintos autores hispanos entre los que se destacan Carlos Camez Perez e Isaín Moreno. “El primer autor es español y el título de su obra era Malas Noticias desde la Isla, una novela distópica sobre la migración del Norte de Africa hacia a Europa que cuenta historias de migración en clave de ficción. Y la otra novela es una historia basada en la época colonial de Méjico y un asesino obsesionado con las matemáticas”, recordó sobre su incursión en el campo de la narrativa.
Gracias a su talento Arthur se ha convertido en un embajador de la cultura hispana que ayuda a difundir las narraciones que dan vida y voz al mundo de la lengua castellana, su ingenio y creatividad ayudan a fomentar el respeto por la segunda cultura de Estados Unidos. Sin embargo, Arthur reconoce que este submundo al que dedica su tiempo, tiene sus limitaciones, y sueña con expandirlo.
“En OU, donde yo trabajo, existe una muy fuerte aprobación de artistas, escritores y autores latinos que hacen trabajos espectaculares. El problema es expandir ese mundo literario para que tome en cuenta a comunidades que tal vez no tienen acceso a la universidad”, recalcó, agregando que su sueño es trabajar para la expansión de la creatividad literaria de la comunidad hispana aquí en Tulsa, para lo cual se necesitarían más instancias de reconocimiento de méritos narrativos y propuestas de fomento de la literatura.
Arthur tiene un aprecio nato por la diversidad cultural, como Anglo, valora cada ápice de la historia de Oklahoma, sus raíces nativas, y su desarrollo y por eso su misión como traductor es que todas las voces de ese precioso cocktail de culturas puedan ser escuchadas. Para lograrlo su principal consejo es concentrarse en las pasiones y no perder el foco. “Hay que tratar de cultivar lo que realmente te interese y no dejarse distraer por los otros asuntos de la vida. Yo aún estoy aprendiendo esa lección, intentando ayudar a los demás a que sean escuchados y así poder amplificar sus voces”, aseguró. (La Semana)
The art of finding meaning in foreign words
By Guillermo Rojas and Victoria Lis Marino | Tulsa, OK
From the moment Arthur Malcom Dixon gave his first cry into this world in the little town of Ardmore, Oklahoma, he knew his path in this life would be one of cultural appreciation. He was the son of a British couple, scientists who came to the Sooner state in the 1980’s to work on research, and who did not hesitate and raised their child as a true Brit, a background he carries with pride through his accent.
Like many other children who grow up in subcultures, Dixon had the chance of reflecting on those little aspects that Americans take for granted, and just like that he ignited the love for cultural diversity that comes with his job. Today he works as a Spanish literary translator, a language that he did not inherit, but fell in love with unabashedly.
“I can’t explain my fascination with Spanish, obviously I am not Hispanic,” Dixon said. “I like to define myself as a third culture person, not American, not Hispanic, who realized his own cultural experiences had nothing to do with my life in Ardmore. It was that reflection that helped me distinguish the cultural differences that existed between the place I lived and the place I came from, and that eventually made me attracted to other cultures, other ways of talking and seeing the world.”
Near the border with Texas and surrounded by a bilingual world, Arthur fell in love with Spanish at 12. Later he studied Latin American History at OU and finally he mastered in translation.
“I have been very lucky with my profession and had lots of opportunities. Now the Tulsa Artists Fellowship of the George Kaiser Family Foundation that supports artists helps me continue with my translation work,” he explained, highlighting that the art of translation is like no other, one that requires blending with the text to capture its essence and allow another language do it justice. “When I translate I do it so naturally that I don’t have to think. If I decided to write all by myself it would be more arduous.”
So far, he has translated two novels and even a book of poems book by different Hispanic authors like Carlos Camez Perez and Isaín Moreno.
“The first author is Spanish and wrote a book named Bad News from the Island, a dystopic novel about the North African immigration to European coasts, that tells immigration stories as fiction. The second novel is based on colonial Mexico and tells the story of a killer obsessed with mathematics,” he recalled about his work.
Today Dixon has become an ambassador of Hispanic culture, one who helps spread those narrations that are true insights to the world of the Spanish language. His wit and creativity foster respect for the second most populous culture in the US, still Dixon believes more needs to be done to escape the academic boundaries he is tied to.
“In OU where I work there is a strong approval of Hispanic authors and artists that make wonderful works. The problem is to expand that literary work beyond the university and provide access to communities that don’t have access to the academic world,” he said, dreaming of expanding the literary boundaries of all Hispanics in Tulsa.
In order to do so he believes more instances of merit should be developed as well as new educative proposals for the acknowledgement of the arts.
Dixon has an innate appreciation for cultural diversity, and as a born Anglo he values every inch of Oklahoman history, its native roots, its development and its people. That is why his mission as a translator is to amplify the voices of all those who make up the cultural tapestry of our state. In order to do so, he advises to focus on our true passions and leave the rest behind.
“We have to cultivate what really interests us, and not get distracted by the other matters of life. I am still learning this lesson while trying to help others to be listened to and maximize their voices,” he concluded. (La Semana)
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