Reflexiones sobre una vida colorida / Reflections on a colorful life
Por Guillermo Rojas y William R. Wynn | TULSA, OK
El artista y cuentista de Tulsa, Sidney Byrd, ha vivido lo que quizás se describa mejor como “una vida colorida”. Es una historia que comenzó el día en que nació y que le valió el apodo de “El Diablo”, un apodo que reconoce con una sonrisa traviesa. Byrd compartió recientemente la historia de su accidentada vida en una entrevista con La Semana.
Para empezar, Byrd afirma que desciende de los Byrds de Virginia, una famosa familia estadounidense que desde los primeros tiempos de la colonia ha dado lugar a numerosos políticos y otras figuras notables, como el explorador polar Richard E. Byrd y los senadores estadounidenses Harry Byrd y Harry Byrd, Jr. Y aunque La Semana no ha verificado de forma independiente el linaje de Byrd, sin duda conoce bien la historia de la familia.
Pero la propia vida de Sidney Byrd ha estado llena de muchas aventuras, desde su trabajo como camionero en los campos petrolíferos hasta numerosos roces con la ley e incluso el tiempo que pasó en prisión por matar a un hombre en California en un tiroteo que Byrd dijo que era necesario para evitar que el hombre matara a otras dos personas.
El caso de California fue el primero de dos roces con dos hombres que Byrd describió como “asesinos en serie”. El segundo incidente tuvo lugar en la cárcel del condado de Claremore, donde Byrd estaba recluido por una violación de la libertad condicional. Compartía celda con Karl Myers, que se enfrentaba a cargos por la violación y muerte por asfixia de Cindy Michele Marzano, de 29 años y madre de tres hijos, y dijo a los miembros del jurado que Myers había confesado el asesinato. Basándose en parte en el testimonio de Byrd, Myers fue condenado y murió en prisión en 2012. Algunas personas creen que Myers fue también el hombre que mató a tres niñas exploradoras cerca de Locust Grove en 1977, así como a otra mujer cuyo cuerpo fue arrojado al mismo río que el de Marzano.
Pero Byrd no dejó que estos episodios arruinaran su vida, y no vive con remordimientos.
“No cambiaría nada”, reflexiona. “Quiero decir que a veces te sientes miserable. Algunas cosas no han sido buenas, pero me han convertido en lo que soy hoy en día…. Ya sabes, muchas de esas malas experiencias también te hacen ser quien eres. Así que, en realidad, no lo cambiaría”.
Hoy Byrd se dedica al arte, cuenta historias sobre su vida y cuida de su hermana de 70 años. Byrd dice que también tienen otros compañeros de piso, varios fantasmas que comparten su casa.
Pero ni siquiera el hecho de vivir con fantasmas le molesta a Byrd.
“No me dan ningún problema”, explica. “Aparecen y los veo, pero no me dan problemas. Pero de vez en cuando se pone espeluznante, ya sabes, cosas que se caen de los armarios y otras cosas”.
Es padre de nueve hijos a los que no ve con frecuencia, pero habla de ellos con orgullo. Cree en el amor, y dice que se ha enamorado “seis o siete veces” a lo largo de su vida.
Al preguntarle qué sabiduría tiene para compartir con nuestros lectores, “El Diablo” sonríe y responde: “Mi filosofía es ser valiente cuando tienes miedo, ser fuerte cuando eres débil, ser humilde cuando eres victorioso, pero ser malote todos los días.” (La Semana)
Reflections on a colorful life
By Guillermo Rojas and William R. Wynn | TULSA, OK
Tulsa artist and raconteur Sidney Byrd has lived what is perhaps best described as “a colorful life.” It is a story that began the day he was born, along the way earning him the nickname “El Diablo,” a moniker he acknowledges with a mischievous smile. Byrd recently shared the tale of his checkered life in an interview with La Semana.
Setting the stage, Byrd claims to be descended from the Byrds of Virginia, a famous American family that since early colonial times has produced numerous politicians and other notable figures, including polar explorer Richard E. Byrd and U.S. Senators Harry Byrd and Harry Byrd, Jr. And although La Semana has not independently verified Byrd’s lineage, he is certainly well versed in the family’s history.
But Sidney Byrd’s own life has been full of plenty of adventures, from working as a truck driver in the oil fields to numerous brushes with the law and even time served in prison for killing a man in California in a shooting Byrd said was necessary to prevent the man from killing two other people.
The California case was the first of two brushes with two men Byrd described as “serial killers.” The second incident took place in the county jail in Claremore, where Byrd was being held on a parole violation. He was sharing a cell with Karl Myers, who was facing charges for the 1996 rape and asphyxiation death of Cindy Michele Marzano, a 29- year-old mother of three, and told jurors that Myers had confessed to the murder. Based partly on Byrd’s testimony, Myers was convicted and died in prison in 2012. Some people believe Myers was also the man who killed three girl scouts near Locust Grove in 1977, as well as another woman whose body was dumped in the same river as Marzano’s.
But Byrd did not let these episodes ruin his life, and he doesn’t live with regrets.
“I wouldn’t change anything,” he mused. “I mean, sometimes you’re miserable. Some things have not been good, but it’s made me who I am today….You know, a lot of those bad experiences make you who you are too. So, but I wouldn’t change it really.”
Today Byrd dabbles in art, tells stories about his life, and cares for his 70-year-old sister. Byrd says the siblings have additional roommates as well, several ghosts who share their house.
But even living with ghosts doesn’t phase Byrd.
“They don’t give me no problems,” he explained. “They appear and I see them, but they don’t give me no problems. But it does get spooky once in a while, you know, things fall off the cabinets and things.”
The father of nine doesn’t get to see his children often enough, but he speaks of them proudly. He believes in love, and says he has been in love “six or seven times” over the course of his life.
Asked what wisdom he has to share with our readers, “El Diablo” grinned and replied, “My philosophy is to be brave when you’re scared, be strong when you’re weak, be humble when you’re victorious, but be bad-ass every day.” (La Semana)
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