Del arte vivir se puede / Living through art
Por Guillermo Rojas y Victoria Lis Marino | México DF, México
Sobresalen en las pequeñas callecitas mexicanas los rincones dedicados al arte, los colores y brillos captan mi atención y no puedo más que detenerme a contemplar lo que mis ojos parecen no querer dejar de mirar.
Me adentro en una pequeña galería de arte donde se exponen escenas fantásticas y paisajes de trazos llamativos. El artista a cargo es un joven del DF, Osvaldo Correa, quien allí mismo nos cuenta de su arte.
“No puedo definirme como artista porque no estudié en ninguna escuela plástica, pero comencé a pintar desde niño y me di cuenta de que pintar es lo que más amo”, dijo.
Sus obras cuestan entre los 1500 y los 7000 pesos mexicanos y narran imágenes de animales fantásticos, paisajes y naturaleza. “No quiero representar lo cotidiano porque siento que alcanza con lo que se ve en las noticias”, agregó. Sin embargo su estilo es realista, sus imágenes figuradas y el uso de los colores pasional y abstracto, lo que denota un claro amor por Salvador Dali y Picasso.
Osvaldo estudió arquitectura, pero lo dejó todo para enfocarse en la pintura. “Supe vivir varios años de mis cuadros, hasta que llegó la pandemia y se puso difícil, comentó. Hoy, no baja los brazos y desde el corazón de la ciudad, se propone embellecer la vida de otros usando el arte como medio de expresión y empleo.
A todos allí afuera con corazón de artista Osvaldo les dice: “Sueñen su propio estilo y si aman dibujar y pintar recuerden que pueden vivir de eso, no se dejen llevar por los consejos de otros, si le echan ganas si se puede”. (La Semana)
Living through art
By Guillermo Rojas and Victoria Lis Marino | México DF, México
While walking along the tiny Mexican streets it’s impossible not to admire the variety of places dedicated to the arts. Suddenly a myriad of colors and sparks of light capture my attention and my eyes seem to be unable to stop looking.
I enter a small art gallery where there are fantastical landscapes and animal canvasses exhibited. The works belong to the young artist Osvaldo Correa, a humble man who is there to sell his masterpieces.
“I still don’t call myself an artist because I didn’t study in any art academy, but I paint from the heart. I started as a kid, and realized, eventually, it’s what I love the most,” he said with shyness, unable to recognize the true value of what my eyes see.
His works cost between 1500 and 7000 Mexican pesos, and narrate scenes of natural pleasure, animals and landscapes trapped within eclectic styles that emphasize figures and colors, all imbued with a bit of Dali and a touch of Picasso, his most beloved painters.
Osvaldo studied architecture but left it all behind to paint.
“I lived for many years off my paintings, until the pandemic came, and things got hard,” he said. Today with the restoration of the tourism industry he sees the light at the end of the tunnel and seeks to embellish the lives of others using the arts as a way of expression, as well as a profession.
To all those artists under cover who want to take their shot in the industry, Osvaldo recommends: “Dream with your own style and if you love painting as much as I do, remember you can always make a living out of it. Don’t let yourselves be deceived by the bad advice of others.” (La Semana)
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