“Criminalizando” la falta de vivienda en Tulsa / “Criminalizing” homelessness in Tulsa
Por William R. Wynn | TULSA, OK
Una nueva ordenanza municipal presentada por el alcalde de Tulsa, G.T. Bynum, tendría el efecto de convertir la falta de vivienda en un delito, según los críticos. La semana pasada, la oficina del alcalde presentó la revisión al Consejo Municipal, y el lenguaje de la ordenanza fue inmediatamente criticado por las organizaciones que defienden a las personas sin hogar.
Becky Gligo es directora ejecutiva de Housing Solutions, una agencia sin fines de lucro que está a la vanguardia de la lucha contra la falta de vivienda en la ciudad, y anteriormente fue directora de vivienda de Tulsa. Gligo describió la propuesta de Bynum como una “criminalización de los sin techo”.
La ordenanza busca prohibir que las personas se sienten o se acuesten en cualquier vía pública, particularmente en las aceras, y autoriza a la policía a intervenir e incluso arrestar a quienes incumplan. La primera infracción conlleva una advertencia, mientras que las siguientes conllevan multas de hasta 200 dólares, más los gastos judiciales y de otro tipo, y/o hasta cinco días de cárcel.
Tyler Parette es director de proyectos especiales de Housing Solutions. En declaraciones a la Radio Pública de Tulsa, Parette dijo que los esfuerzos de Bynum sólo empeorarán el problema.
“Actualmente no tenemos suficientes camas de refugio en nuestra ciudad para llevar dentro a todos los que experimentan la falta de vivienda, por lo que no tiene sentido castigar a las personas que no pueden entrar en un refugio”, dijo Parette, y agregó que “la criminalización de la falta de vivienda … en última instancia, sólo aumenta su participación en el sistema de justicia y pone más barreras para que puedan acceder a las oportunidades de vivienda disponibles”.
El Tulsa World informó esta semana un aumento del 40 % en la cantidad de personas sin hogar con respecto al año pasado, lo que se debe en parte a la alta tasa de desalojos de la ciudad. Simplemente no hay suficientes camas disponibles para albergar a las personas en crisis, y las restricciones que limitan la admisión a algunos refugios, en particular con respecto a las personas que padecen problemas de salud mental, significa que siempre hay un número significativo de personas que no pueden acceder a las limitadas refugios que existen actualmente.
A medida que el Concejo Municipal comience a considerar el cambio de ordenanza, seguramente también se discutirán las preocupaciones de la Primera Enmienda. A pesar de las exenciones para las “manifestaciones permitidas”, es posible que la policía use la ordenanza para reprimir protestas como las manifestaciones de Black Lives Matter de 2020.
La ciudad reconoció que no buscó la opinión de expertos en personas sin hogar antes de presentar la ordenanza, que el alcalde dijo que el departamento de policía ha estado solicitando durante varios años.
Otra cuestión es la del costo. Utilizar el espacio de la cárcel para alojar a las personas sin hogar, aunque sea por unos días, es mucho más costoso que invertir en recursos adicionales que tengan más posibilidades de influir en la situación.
En caso de que la propuesta sea aprobada por el consejo, se espera una demanda que impugne la ordenanza, y el Tribunal Supremo de Estados Unidos ya ha fallado en contra de medidas similares en diciembre de 2019. (La Semana)
“Criminalizing” homelessness in Tulsa
By William R. Wynn | TULSA, OK
A new city ordinance being put forward by Tulsa Mayor G.T. Bynum would have the effect of making homelessness a crime, critics charge. Last week, the mayor’s office presented the revision to the City Council, and the language of the ordinance immediately came under fire from organizations who advocate for people experiencing homelessness.
Becky Gligo is executive director of Housing Solutions, a nonprofit agency at the forefront of addressing homelessness in the city, and formerly served as Tulsa’s Housing Director. Gligo described Bynum’s proposal as “criminalizing homelessness.”
The ordinance seeks to prohibit people from sitting or lying on any public right of way, particularly sidewalks, and it authorizes police to intervene and even arrest those who fail to comply. A first offense carries a warning, while subsequent offenses carry fines of up to $200 plus court and other costs and/or up to five days in jail.
Tyler Parette is special projects director at Housing Solutions. Speaking to Public Radio Tulsa, Parette said Bynum’s efforts will only make the problem worse.
“We don’t currently have enough shelter beds in our city to bring everyone experiencing homelessness inside, so it doesn’t make sense to then punish people who can’t get into a shelter,” Parette said, adding that “criminalizing homelessness…ultimately just increases their involvement with the justice system and puts more barriers in place for them to be able to access available housing opportunities.”
The Tulsa World this week reported a 40% increase in homelessness over last year, which is in part due to the city’s high eviction rate. There are simply not enough beds available to house those in crisis, and restrictions limiting admission to some shelters, notably with respect to those suffering from mental health issues, means that there are always a significant number of individuals who can’t get into the limited shelters that currently exist.
As the City Council begins its consideration of the ordinance change, First Amendment concerns are also sure to be discussed. Despite exemptions for “permitted demonstrations,” police could conceivably use the ordinance to crack down on protests such as the Black Lives Matter demonstrations of 2020.
The city acknowledged that it did not seek input from homelessness experts before presenting the ordinance, which the mayor said the police department has been requesting for several years.
Another issue is that of cost. Using jail space to house those experiencing homelessness, even for a few days, is far more expensive than investing in additional resources that stand a better chance of having an impact on the situation.
Should the proposal be adopted by the council, a lawsuit challenging the ordinance is expected, and the U.S. Supreme Court has already ruled against similar measures as recently as December 2019. (La Semana)
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