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El rompecabezas de la tasa de natalidad / The birth rate puzzle

Por José López Zamorano

Por primera vez en siete años, la tasa de natalidad en los Estados Unidos ha registrado un repunte. Y esas son buenas noticias… hasta cierto punto.

De acuerdo con un nuevo Reporte del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la tasa promedio de natalidad aumentó 1% en relación con 2020, con el nacimiento de 3,659,289 bebés.

Si se analizan los grupos raciales y étnicos del país, la tasa de natalidad aumentó 2% para las mujeres hispanas y las blancas no-hispanas. Pero descendió 2.4% y 2.5% respectivamente para el caso de las mujeres negras y asiáticas, y un 3.2% en el caso de las nativas americanas.

Los estudiosos del crecimiento de la población, los demógrafos, llevan años preocupados por el estancamiento en las tasas de natalidad de Estados Unidos: un país que es incapaz de regenerar a su población, es decir a su mano de obra, está destinado al colapso económico tarde o temprano. Si a eso sumamos políticas migratorias restrictivas, estamos frente a una tormenta demográfica perfecta.

Aunque un incremento promedio de la tasa de natalidad parece a primera vista una buena noticia, la realidad es que puede ser una anomalía provocada en parte por la incertidumbre de la pandemia del COVID-19 y hasta por el temor al calentamiento global, de acuerdo con los resultados de un sondeo realizado por el prestigioso Centro de Investigación Pew.

Una proporción creciente de adultos estadounidenses que aún no son padres dijeron en una reciente encuesta que es poco probable que alguna vez tengan hijos, y sus razones van desde simplemente no querer tenerlos, hasta preocupaciones sobre el cambio climático y el medio ambiente.

Alrededor del 44 % de las personas que no son padres y tienen entre 18 y 49 años dicen que no es muy probable que tengan hijos algún día, un aumento de 7 puntos porcentuales con respecto al 37 % en 2018. Más aún: el 74% de los adultos menores de 50 años que ya son padres dicen que es poco probable que tengan más hijos, prácticamente sin cambios desde 2018, según Pew.

Lo preocupante, al menos desde un punto de vista demográfico, es que la mayoría de adultos (56%) que no planean tener hijos es por una razón muy sencilla: simplemente no los quieren.

Para el resto (43%), existen otras razones: Médicas, financieras, falta de pareja, edad, situación global, etc.

Si es correcta la apreciación en el sentido de que este repunte de la tasa de natalidad es pasajero, se trata de una razón inmejorable para recalibrar las políticas migratorias de Estados Unidos: El país requiere de sangre nueva, de mano de obra fresca. Es un gran argumento para defender una política migratoria más generosa y digna desde un punto de vista de seguridad nacional y seguridad económica. ¿Lo entenderán en el Congreso?

The birth rate puzzle

By Jose Lopez Zamorano | For The Hispanic Network

For the first time in seven years, the birth rate in the United States has registered an upturn. And that’s good news… up to a point.

According to a new report from the National Center for Central Health Statistics for Disease Control and Prevention (CDC), the average birth rate increased 1% in relation to 2020, with the birth of 3,659,289 babies.

Looking across the nation’s racial and ethnic groups, the birth rate increased 2% for Hispanic and non-Hispanic white women. But it fell 2.4% and 2.5% respectively for black and Asian women, and 3.2% for Native Americans.

Students of population growth, demographers, have been concerned for years about the stagnation in birth rates in the United States: a country that is unable to regenerate its population, that is to say its workforce, is doomed to economic collapse sooner or later. If we add restrictive immigration policies to this, we are facing a perfect demographic storm.

Although an average increase in the birth rate seems at first sight to be a good news, the reality is that it may be an anomaly caused in part by the uncertainty of the COVID-19 pandemic and even the fear of global warming, according to the results of a survey conducted by the prestigious Pew Research Center.

A growing proportion of American adults who are not yet parents said in a recent survey that they are unlikely to ever have children, and their reasons range from simply not wanting to have them, to concerns about climate change and environment.

About 44% of non-parents ages 18-49 say they are not very likely to ever have children, a 7 percentage point increase, compared to 37% in 2018. Even more: 74% of adults under 50 who are already parents say they are unlikely to have any more children, virtually unchanged from 2018, according to Pew.

The worrying thing, at least from a demographic point of view, is that the majority of adults (56%) who do not plan to have children is for a very simple reason: they simply do not want them.

For the rest (43%), there are other reasons: medical, financial, lack of partner, age, overall situation, etc.

If the assessment is correct in the sense that this rebound in the birth rate is temporary, it is an unbeatable reason to recalibrate the immigration policies of the United States States: The country needs new blood, fresh labor. It’s a great argument for enacting a more generous and dignified immigration policy from a security point of view national and economic security. Will they understand it in Congress?