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¿Biden, el “Comeback Kid”?

Por José López Zamorano

El diccionario define el término anglo “The Comeback Kid” como una persona que demuestra repetidamente la propensión a superar las caídas o las malas rachas, y recuperar la popularidad o lograr la victoria. Y en Estados Unidos existe una especial fascinación por las historias de superación de la adversidad, lo mismo en la vida personal, en la arena deportiva o en la tarima política.

La frase “esto no se acaba, hasta que se acaba”, atribuida a la leyenda del béisbol estadounidense Yogi Berra, resume una filosofía personal enraizada en la cultura de los Estados Unidos: nunca darse por vencido en la adversidad porque es posible que, con esfuerzo o suerte, las cosas cambien a nuestro favor.

Por supuesto no se trata de una idea única o exclusiva de la cultura norteamericana. En Gran Bretaña, el mítico primer ministro Winston Churchill, un hombre universalmente reconocido por su don de liderazgo y por una retórica sagaz, dijo alguna vez: “No tengo la intención de ser enterrado hasta estar muerto”.

Y todo esto viene al caso porque apenas hace unas semanas, una gran cantidad de analistas políticos habían prácticamente escrito el epitafio político del presidente Joe Biden, argumentando las malas noticias económicas, la inflación, los precios de la gasolina, la falta de avances legislativos, su baja popularidad y mucho más.

Algunos  analistas incluso empezaron a barajar la posibilidad de que Biden no se presentara como candidato presidencial demócrata en las elecciones del 2024, y empezaron a buscarle un sucesor o sucesora, como la única manera de detener la posibilidad del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

Pero a menos de 3 meses de las elecciones de noviembre y a 2 años de las presidenciales, Biden empezó a reunir todas las características que definen a un “Comeback Kid”, una hazaña política que empieza a parecerse al triunfal regreso de Bill Clinton de la total adversidad tras su juicio político, para luego ganar las elecciones presidenciales de 1996.

En el lapso de unas semanas, el panorama luce muy distinto: La inflación fue cero en el mes de julio, el precio del galón de la gasolina se redujo a menos de $4 por galón, Wall Street se recupera y los demócratas lograron aprobar por si solos la ley de reducción inflacionaria que resultará en millones de empleos verdes, menos costos de energía, la extensión de Obamacare hasta 2025 y la renegociación del precio de las medicinas bajo el programa Medicare.

Antes, los demócratas se unieron a los republicanos para aprobar una legislación bipartidista sobre las armas de fuego, la primera aprobada en más de 30 años, la Chips Bill para incentivar la producción de microprocesadores y la Pact Act, a fin de dar un bien merecido respaldo y cobertura médica a veteranos de guerra.

Es cierto que la popularidad de Biden sigue siendo baja, pero el presidente ya está planeando una gira por más de 20 estados del país para mostrarle a los votantes que a sus casi 80 años él puede ser un “Comeback Kid”, pese a la adversidad, todos podemos lograr una hazaña similar con nuestras vidas. 

Y dar resultados es el mejor lubricante para alentar la participación política.

Biden: the Comeback Kid?

The dictionary defines the Anglo term “The Comeback Kid” as a person who repeatedly demonstrates the propensity to overcome falls or losing streaks, and regain popularity or achieve victory. And in the United States there is a special fascination with stories of overcoming adversity, whether in personal life, in the sports arena, or on the political stage.

The phrase “it ain’t over, til it’s over,” attributed to American baseball legend Yogi Berra, encapsulates a personal philosophy rooted in American culture: never give up in adversity because you just might, with effort or luck, things change in our favor.

Of course, it is not a question of a unique or exclusive idea of ​​the North American culture. In Britain, the legendary Prime Minister Winston Churchill, a man universally recognized for his gift of leadership and shrewd rhetoric, once said: “I do not intend to be buried until I am dead.”

And this is all to the point because just a few weeks ago, a host of political analysts had pretty much written President Joe Biden’s political epitaph, arguing bad economic news, inflation, gas prices, lack of legislative progress, its low popularity and much more.

Some analysts even began to consider the possibility that Biden would not present himself as a Democratic presidential candidate in the 2024 elections, and began to look for a successor for him, as the only way to stop the possibility of the return of Donald Trump to the White House.

But less than three months before the November elections and two years before the presidential elections, Biden began to meet all the characteristics that define a “Comeback Kid,” a political feat that begins to resemble Bill Clinton’s triumphant return from total adversity after his political trial, to later win the 1996 presidential election.

In the span of a few weeks, the picture looks very different: Inflation was zero in July, the price of a gallon of gasoline fell to less than $4 a gallon, Wall Street recovers, and the Democrats managed to pass in an inflation reduction bill that will result in millions of green jobs, lower energy costs, the extension of Obamacare until 2025 and the renegotiation of the price of medicines under the Medicare program.

Earlier, Democrats joined Republicans in passing bipartisan gun legislation, the first passed in more than 30 years, the Chips Bill to incentivize microprocessor production, and the Pact Act to give a well-deserved support and medical coverage for war veterans.

It is true that Biden’s popularity remains low, but the president is already planning a tour of more than 20 states in the country to show voters that at almost 80 years old he can be a “Comeback Kid,” and show that, despite adversity, we can all accomplish a similar feat in our lives.

And delivering results is the best lubricant to encourage political participation.