¿Se terminó el Sueño Americano? / Is the American Dream over?
Por José López Zamorano
Si algo caracteriza al experimento social llamado Los Estados Unidos de América es la noción de que la educación es el gran antídoto contra la inequidad y la desigualdad.
No importa si provenimos de orígenes humildes o remotos, ni el color de nuestra piel, la educación es nuestra mejor oportunidad para la movilidad social y económica.
La educación es pues el rasero de una sociedad meritocrática, y no una basada en los privilegios: la idea de que con habilidades y talento tienes la posibilidad real de avanzar.
Por supuesto no es un sistema perfecto. Los niños de las familias o las regiones más pobres del país tendrán más dificultades que otros porque existen factores como la nutrición, la calidad de su educación, su acceso médico, etcétera. Es un fenómeno universal.
Pero más allá de esas diferencias, una nueva encuesta arroja serias preocupaciones de cómo las nuevas generaciones parecen estar perdiéndole el aprecio a la educación en general y en particular a la educación universitaria.
El sondeo Gallup muestra que la confianza de los estadounidenses en la educación superior ha caído al 36%, muy por debajo de dos lecturas anteriores en 2015, cuando era del 57 % y 2018, cuando se encontraba 48%. Si la encuesta es correcta, se trata de un descenso de 21 puntos porcentuales en sólo ocho años. Es una tendencia que debería preocuparnos a todos.
La reveladora encuesta muestra además qué más mujeres que hombres están perdiendo confianza en la educación superior e incluso más jóvenes entre 18 y 34 años tienen ligeramente menos confianza que aquellos entre 35 y 54 años.
También se están engrosando las filas de aquellos que tienen muy poca confianza en la educación universitaria, que ha pasado del 9% el 2015 al 15% 2018 y actualmente se encuentra en un nuevo récord de 22%.
La situación todavía es peor para las nuevas generaciones de las minorías de color, si consideramos que la decisión de la suprema corte de justicia de prohibir la acción afirmativa en las admisiones universitarias, podría tener el efecto de dejar fuera de la educación superior a un número significativo de estudiantes latinos o afroamericanos.
Es una realidad que me golpeó a mi cuando asistí hace poco a una graduación de niños de pre-Kínder. Cada uno de ellos escribió lo que deseaban ser de adultos. Varios querían ser doctores, pero muchos más anhelaban ser chefs, bomberos y una nueva profesión: Personalidad de YouTube.
Pero difícilmente es una consideración para un niño de 5 años. Nos corresponde a todos evitar que se pierda el aprecio a la educación. Es nuestra única garantía de progreso, movilidad y dignidad. (Para La Red Hispana)
Is the American Dream over?
By Jose Lopez Zamorano
If something characterizes the social experiment called The United States of America, it is the notion that education is the great antidote against inequity and inequality.
It doesn’t matter if we come from humble or remote origins, or the color of our skin, education is our best opportunity for social and economic mobility.
Education is thus the standard of a meritocratic society, and not one based on privileges: the idea that with skills and talent you have a real possibility of advancement.
Of course, it is not a perfect system. Children from the poorest families or regions of the country will have more difficulties than others because there are factors such as nutrition, the quality of their education, their medical access, etc. It is a universal phenomenon.
But beyond these differences, a new survey raises serious concerns about how the new generations seem to be losing appreciation for education in general and university education in particular.
The Gallup poll shows that Americans’ confidence in higher education has fallen to 36%, well below two previous readings in 2015, when it was 57%, and 2018, when it was 48%. If the poll is correct, that’s a drop of 21 percentage points in just eight years. It is a trend that should concern us all.
Not surprisingly, the steepest drop in the value of higher education is for Americans without a college degree, down 25 percentage points in just 8 years. But it is true that the second sharpest decline took place among people with postgraduate studies (masters or doctorates) by 17 percentage points.
The revealing survey also shows that more women than men are losing confidence in higher education and even more young people between the ages of 18 and 34 have slightly less confidence than those between the ages of 35 and 54.
The ranks of those who have very little confidence in university education are also growing, which has gone from 9% in 2015 to 15% in 2018 and is currently at a new record of 22%.
The situation is even worse for the new generations of minorities of color, when we consider that the decision of the supreme court of justice to prohibit affirmative action in college admissions could have the effect of excluding a significant number of Latino or African American students from higher education.
It’s a reality that hit me when I recently attended a pre-K graduation. Each of them wrote what they wanted to be as adults. Many wanted to be doctors, but many more yearned to be chefs, firefighters, and a new profession: YouTube Personality.
But hardly a consideration for a 5-year-old. It is up to all of us to avoid losing appreciation for education. It is our only guarantee of progress, mobility and dignity. (For the Hispanic Network)
Debe estar conectado para enviar un comentario.