¿Quién debe resolver la crisis migratoria en Nueva York? / Who should solve the immigration crisis in New York?
Por José López Zamorano
Desde el año pasado alrededor de 100,000 inmigrantes han llegado a la ciudad de Nueva York, muchos de ellos huyendo de Venezuela.
Si son correctas las estimaciones del alcalde de Nueva York, Eric Adams, de un gasto de más de 12,000 millones de dólares en un lapso de tres años, es evidente que ni el estado de la ciudad ni el estado pueden resolver el problema. “Hemos rebasado nuestro punto de ruptura”, confesó.
En coincidencia, la administración del presidente Joe Biden activó una demanda contra el gobernador republicano de Texas Gregg Abbott por su despliegue de boyas fronterizas sobre el Río Bravo y lo acusó de violar leyes federales,
En el fondo de esa demanda se encuentra un principio legal central: el gobierno federal tiene la responsabilidad de establecer, implementar y supervisar la política migratoria.
Por eso sorprende que, según el New York Post, la administración Biden haya rechazado el plan de la gobernadora de Nueva York Kathy Hochul, de utilizar el campo militar Floyd Bennett en Brooklyn, para albergar temporalmente la oleada de migrantes.
La Casa Blanca argumentó que existen todavía pendientes “operativos y legales” en relación con albergar a los solicitantes de asilo, de acuerdo con el NYP. “Lograr que el gobierno federal cambie de oposición y le diga una agencia con el Departamento del interior, que ahora tienen que aceptar migrantes, ha sido un trayecto complicado”, reconoció Hochul.
Es evidente que, si la llegada de los migrantes a Nueva York y a otras ciudades es un resultado de las políticas migratorias del gobierno federal, administración Biden y el Congreso federal, deben hacer un esfuerzo mayor para resolver el problema.
Actualmente la ciudad de Nueva York alberga a más de 57,000 inmigrantes, todos los cuales tienen necesidades de techo, camas, comida, atención médica y educación para los menores.
Cualquier ciudad de los Estados Unidos tendría problemas económicos y logísticos para atender a esa población inesperada, sin recursos, a fin de darles una tensión digna y humanitaria como lo establecen las leyes federales.
Lamentablemente, no parece haber un sentido de urgencia en Washington para resolver la problemática.
Desproporcionadamente, la controversia sobre las boyas fronterizas entre Texas y México ha acaparado la atención de los políticos y de los medios informativos. La crisis migratoria de NYC sigue siendo abrumadoramente un tema estatal y local.
Nueva York es admirado por muchas razones, pero especialmente por la icónica Estatua de la Libertad que ha sido un faro de esperanza para millones de personas.
Tristemente, la crisis migratoria ha llevado al alcalde de NYC a pedirle a los migrantes que no viajen a la ciudad.
Es hora de que, en Washington, donde parece que los procesos criminales contra Donald Trump han agotado el oxígeno de la clase política, políticos y legisladores se pongan a la altura de las circunstancias y resuelvan esta trágica crisis social y humanitaria. (La Red Hispana)
Who should solve the immigration crisis in New York?
By Jose Lopez Zamorano
Since last year about 100,000 immigrants have arrived in New York City, many of them fleeing Venezuela.
If New York Mayor Eric Adams’ estimates of more than $12 billion in spending over a three-year span are correct, it is clear that neither the city nor the state can solve the problem. “We have passed our breaking point,” he confessed.
Coincidentally, the administration of President Joe Biden launched a lawsuit against Texas Republican Governor Gregg Abbott for his deployment of border buoys on the Rio Grande, accusing him of violating federal laws,
At the core of that lawsuit is a central legal principle: the federal government has the responsibility to set, implement, and oversee immigration policy.
That is why it is surprising that, according to the New York Post, the Biden administration has rejected New York Governor Kathy Hochul’s plan to use the Floyd Bennett military camp in Brooklyn to temporarily house the wave of migrants.
The White House argued that there are still “operational and legal” matters pending in relation to housing asylum seekers, according to the NYP. “Getting the federal government to change its opposition and tell an agency with the Department of the Interior that they now have to accept migrants has been a difficult journey,” Hochul acknowledged.
It is evident that, if the arrival of migrants in New York and other cities is a result of the immigration policies of the federal government, the Biden administration and the federal Congress, they must make a greater effort to solve the problem.
New York City is currently home to more than 57,000 immigrants, all of whom have needs for shelter, beds, food, health care, and education for minors.
Any city in the United States would have economic and logistical problems to attend to this unexpected population, without resources, in order to give them a dignified and humanitarian presence, as established by federal laws.
Unfortunately, there doesn’t seem to be a sense of urgency in Washington to resolve the issue.
Disproportionately, the Texas-Mexico border buoy controversy has garnered political and media attention. NYC’s immigration crisis remains overwhelmingly a state and local issue.
New York is admired for many reasons, but especially for the iconic Statue of Liberty that has been a beacon of hope for millions of people.
Sadly, the immigration crisis has led the mayor of NYC to ask migrants not to travel to the city.
It is time that, in Washington, where it seems that the criminal proceedings against Donald Trump have exhausted the oxygen of the political class, politicians and legislators rise to the occasion and resolve this tragic social and humanitarian crisis. (The Hispanic Network)
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