Wagashi: la belleza del paso del tiempo / Wagashi: the beauty of the passage of time
Midori Graham | Instagram: @midori.graham
Cuando pensamos en gastronomía del Japón vienen a nuestra mente imágenes de platillos como el sushi, fideos con sopa ramen, frituras tempura y hasta bebidas como el sake y el té verde, pero cuando queremos hacernos a la idea de un dulce la tarea no es tan sencilla.
Los japoneses no estilan consumir postre a diario por lo cual es muy difícil encontrar uno distintivo pero si se acostumbra a merendar y regalar dulces tradicionales para fechas especiales llamados wagashi.
Su traducción literal sería dulce del Japón, y sus formas y sabores están directamente relacionados al paso del tiempo visto a través de las estaciones. Al contemplarlos podemos percibir la delicadeza de las flores de cerezo sakura en primavera; la frescura de los espejos de agua, hortensias y campanillas azules en verano; la abundancia del otoño con sus frutos y flores; y el frío del invierno pero en su faceta de calor de hogar y la belleza del florecimiento de las hortensias.
Se consumen hace cientos de años y están presentes en la vida de los japoneses a diario. Hay una amplia variedad y son admirados por su belleza y detallismo. Entre ellos se destacan los nerikiri, por sus formas y colores inspirados en la naturaleza; los mochi, elaborados a base a arroz glutinoso; los yokan, barras tiernas de aduki confitado; o los famosos dorayaki, favoritos del personaje de anime Doraemón.
Para nuestros paladares occidentales, que están acostumbrados a la harina de trigo y los lácteos, este tipo de pastelería resulta absolutamente novedosa ya que se elaboran a base de suaves y sutiles mermeladas de frijoles blancos o aduki, arroz glutinoso, frutos de estación y agar.
El artesano que los elabora piensa detalladamente su aspecto, forma, color, textura y sabor, nada está librado al azar, las pequeñas piezas se moldean y tallan minuciosamente con el objetivo de evocar sentimientos y emociones relacionadas al paso del tiempo.
Actualmente en Japón se está perdiendo poco a poco la costumbre de consumirlos y las tiendas especializadas y centenarias se enfrentan al desafío de mantener las tradiciones y buscar atraer a las nuevas generaciones.
En un presente donde todo está acelerado y se busca el placer fugaz, el wagashi representa un portal zen para los amantes del dulce, un pasaje a un mundo dulce plagado de significados y buenos augurios, un nuevo refugio para los espíritus golosos.
Midori Graham es locutora y redactora en la Once Diez y la 2×4, radios oficiales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; con formación en pastelería tradicional japonesa, wagashi, programa avalado por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón. (La Semana)
Wagashi: the beauty of the passage of time
By Midori Graham | Instagram: @midori.graham
When we think of Japanese cuisine, images of dishes such as sushi, noodles with ramen soup, tempurafritters and even drinks such as sake and green tea come to mind, but when think about sweets the task isnot so simple. The Japanese do not tend to consume dessert daily, so it is very difficult to find a distinctiveone, but when considering snacking and giving traditional sweets for special dates, a clear winner called“wagashi” emerges.
The literal translation of wagashi would be “sweet from Japan,” and its shapes and flavors are directlyrelated to the passage of time seen through the seasons. When contemplating them, we can perceive thedelicacy of the Sakura cherry blossoms in spring; the freshness of water lillies, hydrangeas, and bluebells insummer; the abundance of autumn with its fruits and flowers; and the cold of winter but in its facet of warmthof home and the beauty of the flowering of hydrangeas.
Wagashi have been consumed for hundreds of years and are present in the lives of Japanese people on adaily basis. There is a wide variety, and they are admired for their beauty and detail. Among them are thenerikiri, for their shapes and colors inspired by nature; mochi, made from glutinous rice; the yokan, tenderbars of candied aduki; or the famous dorayaki, favorites of the anime character Doraemon.
For our Western palates, which are accustomed to wheat flour and dairy products, this type of pastry isabsolutely new since they are made from soft and subtle jams of white beans or aduki, glutinous rice,seasonal fruits and agar. The artisan who makes them thinks in detail about their appearance, shape, color,texture and flavor, nothing is left to chance, the small pieces are molded and carved meticulously with the aim of evoking feelings and emotions related to the passage of time.
Currently in Japan the habit of consuming them is gradually being lost and specialized and centennial storesface the challenge of maintaining traditions and seeking to attract new generations. In a present whereeverything is accelerated and fleeting pleasure is sought, wagashi represents a Zen portal for lovers of sweets, a passage to a sweet world full of meanings and good omens, a new refuge for sweet spirits.
Midori Graham is an announcer and editor at Once Diez and 2×4, official radio stations of the Government ofthe City of Buenos Aires; with training in traditional Japanese pastry, wagashi, a program endorsed by theJapan International Cooperation Agency. (La Semana)
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