A prepararse para un inminente cierre del gobierno federal / Prepare for an impending federal government shutdown
Por José López Zamorano | Para La Red Hispana
Por enésima ocasión somos testigos de primera fila al bochornoso espectáculo de la disfuncionalidad política en Washington.
A cinco para las 12 del plazo para aprobar el presupuesto del año fiscal 2024, las diferencias en las filas de los republicanos de la Cámara de Representantes han puesto al país al borde de un nuevo cierre.
Las divisiones son tan profundas que no fueron capaces de consensuar siquiera una resolución temporal para aplazar el plazo presupuestal.
Se trató de un nuevo revés político contra el presidente de la Cámara de Representantes Kevin McCarty, quien no puede controlar a los miembros más extremistas de su bancada.
Pero aún si los republicanos hubieran contado con los votos para aprobar la resolución, hubiera sido vetada por los demócratas del Senado o por la Casa Blanca, debido a la inclusión de cláusulas anti migratorias.
El plan republicano incluye la mayor parte de las provisiones de Ley de Seguridad de la Frontera (HR2) que reanudaría la construcción del muro, endurecería los estándares de asilo, penalizaría las estancias vencidas de visas y aumentaría el número de agentes de la Patrulla Fronteriza, entre otras acciones.
Debido a que en un acuerdo presupuestal está fuera del alcance, todo parece indicar que una de las pocas opciones es pasar una resolución que mantenga el gasto público al mismo nivel que en 2022, sin condicionamientos.
Apenas en mayo pasado, para evitar una crisis de la deuda nacional, McCarthy ignoró a su ala más radical, que deseaba recortes profundos a programas sociales necesarios para los más vulnerables, mientras que el presidente Biden ignoró las exigencias de su bancada más progresista que rechazaba la postura de los republicanos de condicionar el gasto discrecional.
Pero las cosas han cambiado. McCarthy tiene menos margen de maniobra pues opera al filo de la guillotina política.
Se necesita forjar una nueva coalición entre moderados de ambos partidos y sacar adelante un acuerdo que permita mantener abierto al gobierno federal y sus tareas prioritarias, sin dejarse manipular por las posiciones ideológicas extremas del ala más conservadora de los republicanos.
Lamentablemente Washington ha cultivado una perversa costumbre política de colocar la operación del gobierno al borde de un precipicio. Ocurrió con el techo de la deuda este año, y en casi todos los anteriores en las últimas dos décadas con el presupuesto. Es hora de que los votantes emitan un voto de castigo contra los políticos que anteponen sus intereses políticos o ideológicos antes que el interés de la nación y sus habitantes.
Prepare for an impending federal government shutdown
By José López Zamorano | For the Hispanic Network
For the umpteenth time we are witnessing first-hand the embarrassing spectacle of political dysfunctionality in Washington.
With very little time remaining to approve the fiscal year 2024 budget, differences in the ranks of House Republicans have put the country on the brink of a new shutdown.
The divisions are so deep that they were not able to agree on even a temporary resolution to postpone the budget deadline.
It was a new political setback against House Speaker Kevin McCarty, who cannot control the most extreme members of his caucus.
But even if Republicans had had the votes to pass the resolution, it would have been vetoed by Senate Democrats or the White House, due to the inclusion of anti-immigration clauses.
The Republican plan includes most of the provisions of the Border Security Act (HR2) that would resume construction of the wall, tighten asylum standards, penalize overdue stays of visas and increase the number of Border Patrol agents, among other actions.
Because a budget agreement is out of reach, everything seems to indicate that one of the few options is to pass a resolution that maintains public spending at the same level as in 2022, without conditions.
Just last May, to avoid a national debt crisis, McCarthy ignored his most radical wing, which wanted deep cuts to necessary social programs for the most vulnerable, while President Biden ignored the demands of his most progressive caucus that rejected the Republicans’ position of conditioning discretionary spending.
But things have changed. McCarthy has less room for maneuver because he operates on the edge of the political guillotine.
It is necessary to forge a new coalition between moderates of both parties and to move forward with an agreement that allows to keep the federal government and its priority tasks open, without being manipulated by the extreme ideological positions of the most conservative wing of the Republicans.
Unfortunately, Washington has cultivated a perverse political habit of placing the operation of government on the edge of a precipice. It happened with the debt ceiling this year, and almost every previous one in the last two decades with the budget. It is time for voters to cast a punishment vote against politicians who put their political or ideological interests before the interest of the nation and its inhabitants.
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