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Ryan Carter Quatrocchi, una vida al servicio de la comunidad / Ryan Carter Quatrocchi, a life of giving back to the community

Por Guillermo Rojas y Victoria Lis Marino | Tulsa, OK

Es uno de los solteros más codiciados de la ciudad, y lo tiene todo, es buen mozo, simpático, tiene un excelente trabajo y un futuro prominente por delante. Pero lo que no muchos saben es que Ryan Quatrocchi ya está comprometido, comprometido con la comunidad de Tulsa y una vida dedicada al servicio de los demás. 

Si bien Ryan trabaja como gerente de proyectos y desarrollador de negocios para la empresa de Asfalto Dunham, encontró una forma para que la compañía invierta en la comunidad y hoy, se encarga también de gerenciar todos los proyectos filantrópicos de Dunham. Recientemente, y con la varita mágica de Ryan de por medio, la empresa renovó íntegramente el patio de juegos de la escuela San Miguel sin pedir nada a cambio.

“Devolverle a la comunidad es algo tan importante y poder ser miembro de una empresa que me permitió tomar las riendas de este área y donar no solo dinero sino también tiempo, materiales y esfuerzo, es algo fantástico”, dijo Quatrocchi agregando que para los miembros de su equipo con hijos en San Miguel fue un momento inolvidable.

Dunham opera actualmente con unos 50 empleados de los cuales la mitad pertenece a la comunidad hispana, otra razón por la cual Ryan ama lo que hace. “Estudié español durante 15 años y tener la posibilidad de trabajar con estos caballeros hispanos todos los días es un placer, amo su lengua, su gente y sobre todo su comida”, dijo con orgullo sobre la comunidad latina. 

Ryan no solo ayuda a los demás por medio de su lanor en Dunham, también dedica su tiempo a distintas organizaciones probando que la defensa de la comunidad es una pasión irrefrenable. Actualmente es vicepresidente del comité directivo de la asociación de asfalto y pavimento de Oklahoma, y vicepresidente del comité de recomendación de mérito para la asociación nacional de asfalto y pavimento. Además, Quatrocchi es muy activo en su comunidad y sirve a la cámara de comercio de Sand Springs como parte del equipo de tareas de la legislatura. A su vez es parte del comité asesor del ejercito de salvación y un miembro junior del rotary club de Tulsa, mentor de la casa de niños de la ciudad.

¿Cómo hace Ryan para conseguir todo lo que se propone? Según el mismo dice, todo se atribuye a su gran crianza. “Vengo de una familia de constructores, mis bisabuelos fundaron una enorme compañía allá por 1958 aquí en Oklahoma y todo giró siempre alrededor del negocio familiar. Yo era hijo único y crecí muy de repente siempre muy cerca de los adultos del hogar. Estaba muy involucrado en la oficina y solía sentirme más parte de esa manada que cercano a la vida de un niño normal”, admitió a conciencia de que esa sabiduría tacita que aprendió con los años marcó el rumbo de su mente y corazón.

Su niñez alegre con viajes familiares, experiencias y oportunidades únicas dispararon la idea de devolverle a la comunidad un poco de todo eso que recibió y ser propulsor de un cambio verdadero más grande que sus metas personales. Así que luego de estudiar en Fayeteville retornó a Tulsa para dedicarle su vida al servicio a la comunidad y conseguir algún día convertirse en un prominente líder de nuestra ciudad. 

“Mi mayor sueño es lograr profundizar mi liderazgo y mi carrera aquí en Tulsa para poder algún dia convertirme en presidente de mi compañía y llegar al gobierno de la ciudad”, reconoció demostrando un deseo expreso de dejar una marca en Tulsa, como lo han hecho otros como los Kaiser y así lograr que Oklahoma sea el mejor lugar del mundo  para vivir. 

Pero trabajar mucho y dar sin reparos suele significar olvidarse de uno mismo y Ryan es consciente de esas fuerzas opuestas que lo tironean de un lado a otro y a veces no lo dejan apreciar el presente como se debe. “Cuando me comprometo con algo lo hago al 100 por ciento y no me gusta decepcionar a nadie y si, a veces se pone difícil sostener las reuniones, los encuentros de comité, los eventos sociales o cualquier otro compromiso. Es como que uno va saltando en la agenda y es difícil ser un miembro activo de la sociedad cuando uno trabaja constantemente y debe dividirse entre desarrollar una empresa y trabajar para la comunidad. Es muy complicado”, reconoció, intentando explicar que a pesar de todo, no dejaría lo que hace por nada del mundo. Lo lamentamos señoritas de Tulsa, este caballero, no está disponible. 

“La verdad es que si uno decide ser servidor público tiene que darlo todo. Y yo l hago no solo porque estoy convencido de que se pueden cambiar vidas con la ayuda, sino también por como toda esa gente también me cambia a mí”, aseguró.

Ryan es un apasionado de su comunidad y desea que todos los chicos de Tulsa, más allá de su contexto social puedan gozar de las mismas oportunidades que él ha tenido. A todos los jóvenes de la ciudad les aconseja: “Sin importar donde estén en la vida, o cuan oscuro sea el túnel, rodéense de las personas adecuadas para ver la luz. Y confíen siempre en sí mismos porque si no lo hacen nadie lo hará”. (La Semana)

Ryan Carter Quatrocchi, a life of giving back to the community

By Guillermo Rojas and Victoria Lis Marino

Tulsa, OK- He might be the most wanted bachelor in town, handsome, charming, with an awesome job and a bright future ahead, but what most people may not know is that Ryan Quattrocchi is already married — married to the Tulsa community and a life committed to helping others. 

Although he works as project manager and business development representative for Dunham’s Asphalt Services, Inc. Ryan has found a way in the company to give back to others: overseeing all marketing efforts and philanthropic projects. Recently, and with the magic wand of Ryan, Dunham’s renovated the playground at San Miguel school for free.

“Giving back is so important and being in a company that has allowed me to kind of take the reins on that and donate not only money but in this case time, materials and the working effort, it’s just something fantastic,” he said, adding it was a full circle moment for those on his crew who had children at San Miguel. 

Dunham’s currently operates with almost 50 employees, and half of them are Hispanic, another reason why Ryan loves his work. 

“I have studied Spanish for 15 years now and get to work with Hispanic gentlemen every day, and the truth is I love the language, the people and the food,” he said proudly.

Ryan not only helps people through Dunham’s, but he also spends his time serving at different organizations, proving that community advocacy is a never-ending passion. He is the Vice Chairman of the Board of Directors for the Oklahoma Asphalt Pavement Association, and Vice Chairman of the Awards and Commendations Committee for the National Asphalt Pavement Association. He’s also active in his local community, serving the Sand Springs Chamber of Commerce as a Legislative Task Force Member. Additionally, he’s on the Board of Advisors for the Salvation Army Sand Springs, a Junior Member of the Rotary Club of Tulsa, and a mentor for the Tulsa Boys’ Home.

But how can Ryan accomplish so many things? According to his own words, it’s because of his amazing upbringing. 

“I come from a family with a huge construction background; my great grandparents started a company here in Oklahoma back in 1958 and it was a family business. I was an only child and grew up very quickly, and very close to all the adults at home. I was always involved at the office and felt more part of the pack than just a child,” he recalled, knowing that the unspoken wisdom he learned carved a path in his mind and heart. 

That happy childhood full of family trips, experiences, and opportunities sparked his idea of giving back and wanting to be part of something larger than his own goals, so after studying in Fayetteville, AR, he came back to Tulsa to make a life out of community service, dreaming of someday becoming a city leader. 

“My biggest dream is to further my leadership and career in Tulsa to one day be the president of my company and to be involved in Tulsa government,” he acknowledged, showing a profound desire to mark Tulsa with his footprint, and like many others such as the Kaiser family, to be able to make this city a brighter place in which to live.

Still, working hard and giving hard sometimes implies forgetting about oneself, and Ryan is aware of that, feeling pulled by opposite forces that might seem to diminish the possibilities of enjoying the present. 

“When I commit to something, I commit 100 percent, and don’t like letting anybody down, so at times it does get a little bit tough to keep all the meetings and appointments, board seats, gala dinners, or whatever is going on, bouncing that schedule of being a committed member in action is hard when you are working constantly and splitting yourself between developing the business, sticking to my duties and doing other things. It is just very tough,” he observed, trying to explain why he cannot think of anything else but work and crushing the hopes of all bachelorettes in town.

Still, he cannot dream of a different life, because as he said: “If you are a public servant you need to give hard. I think not only about the lives I change when I help, but how those commitments continue to change me.” 

Ryan is passionate about community advocacy and wants all the children of Tulsa to be able to have the same opportunities he had, regardless of their place in the social pyramid. To all those kids in town he advises: “No matter where you are in life, how dark the tunnel is, surround yourself with the right people to see the light. No matter what you are told, you must constantly believe in yourself, because if you don’t do it, nobody will.” (La Semana)