Cómo romper la barrera del idioma en la salud pública / How to break the language barrier in public health
Por José López Zamorano | Para La Red Hispana
Todos sabemos que nosotros los hispanos en Estados Unidos enfrentamos un tsunami de barreras financieras y no financieras para obtener atención médica adecuada y oportuna.
Tanto nuestra situación económica o migratoria, como el idioma que hablamos o el tiempo que llevamos en los Estados Unidos, afectan directamente el acceso a la atención médica.
Un estudio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) documenta con claridad cómo los hispanos recién llegados “tienen más probabilidades de estar aislados de la sociedad estadounidense en general y de no estar familiarizados con el sistema de atención médica”.
Más allá de las barreras financieras que dificultan contar con seguro de salud adecuado, el dominio limitado del inglés afecta la capacidad de los hispanos para buscar y obtener atención médica y reduce el acceso a la información de salud, tal como lo han mostrado diversas investigaciones.
Más de 41 millones de personas en Estados Unidos hablan español en casa, pero a pesar de esto, muchas instituciones de salud no ofrecen servicios adecuados de interpretación y traducción.
“La comunicación es fundamental para el proceso de prestación de atención médica y tiene efectos profundos en las relaciones entre pacientes y proveedores y en la atención médica que reciben las personas”, sostiene el estudio de NIH.
Las barreras lingüísticas entre proveedores de salud y pacientes resultan en solicitudes excesivas de pruebas médicas, falta de comprensión de los efectos secundarios de los medicamentos, menor uso de la atención primaria y mayor uso de la sala de emergencias, según el estudio.
Por eso es de aplaudir una nueva iniciativa de la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA), para otorgar más de $8 millones de dólares a través de 18 subvenciones para capacitar a estudiantes de medicina o enfermería en la prestación de servicios cultural y lingüísticamente apropiados a personas con dominio limitado del inglés.
De acuerdo con HRSA, los hispanos cuyo idioma principal es el español, al igual que muchas otras personas con dominio limitado del inglés, experimentan desproporcionadamente malos resultados médicos y, a menudo, experiencias deficientes con los proveedores.
Entre los principales problemas destacan las dificultades para comprender las preguntas y diagnósticos de los médicos y dificultades a la hora de leer y usar recetas, referencias para nuevas consultas, e instrucciones de seguimiento.
Sería ingenuo pensar que 8 millones de dólares van a resolver un problema estructural tan serio como la falta de representación hispana en el sistema de salud, pero es un primer paso positivo.
El objetivo es claro: igualdad y equidad en el acceso a la atención sanitaria para todos en los Estados Unidos, independientemente del idioma que hablemos.
How to break the language barrier in public health
By José López Zamorano | For the Hispanic Network
We all know that we Hispanics in the United States face a tsunami of financial and non-financial barriers to obtaining adequate and timely medical care.
Both our economic or immigration status, as well as the language we speak or the length of time we have been in the United States, directly affect access to medical care.
A study from the National Institutes of Health (NIH) clearly documents how newly arrived Hispanics “are more likely to be isolated from broader American society and unfamiliar with the health care system.”
Beyond financial barriers to having adequate health insurance, limited English proficiency affects Hispanics’ ability to seek and obtain health care and reduces access to health information, as research has shown.
More than 41 million people in the United States speak Spanish at home, but despite this, many healthcare institutions do not offer adequate interpretation and translation services.
“Communication is fundamental to the health care delivery process and has profound effects on the relationships between patients and providers and on the health care that people receive,” the NIH study maintains.
Language barriers between healthcare providers and patients result in excessive requests for medical tests, lack of understanding of medication side effects, decreased use of primary care, and increased use of the emergency room, according to the study.
That’s why a new initiative from the Health Resources and Services Administration (HRSA) to award more than $8 million through 18 grants to train medical or nursing students to provide services culturally and linguistically is to be applauded. appropriate for people with limited English proficiency.
According to HRSA, Hispanics whose primary language is Spanish, like many other people with limited English proficiency, disproportionately experience poor medical outcomes and often poor experiences with providers.
Among the main problems are difficulties in understanding doctors’ questions and diagnoses and difficulties in reading and using prescriptions, references for new consultations, and follow-up instructions.
It would be naive to think that $8 million will solve a structural problem as serious as the lack of Hispanic representation in the health system, but it is a positive first step.
The goal is clear: equality and equity in access to health care for everyone in the United States, regardless of the language we speak.