Muerte y destrucción en Acapulco / Death and destruction in Acapulco
Por William R. Wynn
Sigue aumentando el número de víctimas del huracán Otis en Acapulco, que se ha cobrado la vida de más de 100 personas. Los cuerpos de las víctimas que habían sido arrastrados mar adentro aparecen ahora en la orilla, donde los angustiados seres queridos hacen todo lo posible por identificar los restos dañados y en descomposición. Dejando tras de sí unos daños estimados en 15.000 millones de dólares, los residentes afirman que Otis “destruyó” su antaño hermosa ciudad.
Al parecer, muchos cadáveres han permanecido en el suelo durante días, cubiertos por lonas o bolsas de basura en un intento fallido de controlar el olor.
Sin alimentos, electricidad ni agua potable, los residentes desesperados cogieron lo que pudieron de las estanterías de las tiendas mientras los saqueadores se aprovechaban del caos, robando objetos de valor tanto de comercios como de viviendas.
La visita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no sirvió para consolar a quienes siguen sufriendo sin poder satisfacer sus necesidades básicas ni sentirse seguros.
Perla Rubí fue una de las personas que hicieron largas colas durante horas con la esperanza de obtener el agua prometida por las autoridades locales.
“Llevamos aquí desde el amanecer, desde las cinco de la mañana, arriesgándonos a que nos roben, porque ahora están asaltando a la gente en la calle”, dijo Rubi a Reuters. “¿Dónde está la ayuda del gobierno?”.
AMLO ha enviado unos 17.000 soldados a la zona para ayudar con la seguridad y la distribución de suministros, pero en esta ciudad de más de 900.000 habitantes los soldados parecen desbordados, y la situación sigue siendo sombría.
El dolor se ve agravado por la frustración de los habitantes, que no fueron suficientemente advertidos de la gravedad de la tormenta, que tocó tierra como un huracán de categoría 5 con vientos sostenidos de hasta 165 millas por hora (266 km/h). La razón principal es que Otis pasó de tormenta tropical a huracán de categoría 5 en sólo unas horas, cogiendo por sorpresa a los meteorólogos.
México, por supuesto, no es ajeno a las catástrofes naturales. Desde terremotos hasta huracanes, México se ha enfrentado a numerosos retos a lo largo de los siglos.
El terremoto de Ciudad de México de 1985 fue uno de los acontecimientos más devastadores de la historia de México. Este seísmo de magnitud 8,1 sacudió el corazón del país el 19 de septiembre de 1985. Más de 10.000 personas perdieron la vida y miles más resultaron heridas. La destrucción atrajo la atención mundial y dio lugar a importantes reformas en la normativa de construcción y en la preparación ante catástrofes.
En la misma fecha, 32 años después, en 2017, un terremoto de magnitud 7,1 sacudió el centro de México, causando la muerte de más de 200 personas.
El huracán Wilma, uno de los más intensos del Atlántico jamás registrados, azotó la península de Yucatán en 2005, causando una devastación generalizada, especialmente en Cancún y Cozumel.
Patricia, que azotó la costa del Pacífico en 2015, se convirtió en el ciclón tropical más intenso jamás registrado en el hemisferio occidental. Los estados de Jalisco, Colima y Nayarit se llevaron la peor parte, pero las oportunas evacuaciones mantuvieron el número de víctimas relativamente bajo.
A lo largo de los años, México también ha sido testigo de erupciones volcánicas, inundaciones, corrimientos de tierra e incluso tsunamis, pero lo que resulta especialmente inquietante de los huracanes de rápida transformación como Otis es que se cree que este fenómeno cada vez más frecuente es consecuencia del cambio climático, del que el ser humano es en gran medida responsable.
Por ahora, los supervivientes de Acapulco se limitan a intentar superar los próximos días, pero es probable que pasen años antes de que la “Perla del Pacífico” mexicana pueda recuperarse. (La Semana)
Death and destruction in Acapulco
By William R. Wynn
The death toll from Hurricane Otis’ strike on Acapulco continues to rise, claiming the lives of more than 100 people in the seaside resort city. Bodies of victims that had been swept out to sea are now washing up on the shore, where anguished loved ones do their best to identify the damaged and decaying remains. Leaving behind an estimated $15 billion in damages, residents say that Otis “destroyed” their once beautiful city.
Many bodies have reportedly been left on the ground for days, covered by tarps or trash bags in a largely vain attempt to control the odor.
Without food, electricity, or drinkable water, desperate residents grabbed whatever they could from the shelves of stores as looters took advantage of the chaos, stealing valuables from both businesses and homes.
A visit by Mexican President Andres Manuel Lopez Obrador did little to comfort those who continue to suffer without the basic necessities of life or any sense of personal safety.
Perla Rubi was among those waiting in long lines for hours in the hope of obtaining promised water from local authorities.
“We’ve been here since dawn, since five in the morning, risking getting robbed, because now they’re assaulting people in the streets,” Rubi told Reuters. “Where’s the government help?”
AMLO has sent around 17,000 troops to the area to aid with security and the distribution of supplies, but in this city of over 900,000 the soldiers seem overwhelmed, and the situation remains grim.
Compounding the grief is frustration that residents did not have sufficient warning about the severity of the storm, which made landfall as a category 5 hurricane with sustained winds of up to 165 miles per hour (266 kph). The biggest reason for this is that Otis transformed from a tropical storm to a category 5 hurricane in just hours, catching weather forecasters by surprise.
Mexico, of course, is no stranger to natural disasters. From earthquakes to hurricanes, Mexico has faced numerous challenges over the centuries.
The 1985 Mexico City Earthquake was one of the most devastating events in Mexico’s history. This 8.1 magnitude earthquake struck the heart of the country on September 19, 1985. Over 10,000 people lost their lives, and thousands more were injured. The destruction brought global attention and led to significant reforms in building regulations and disaster preparedness.
Occurring on the same date, 32 years later in 2017, a 7.1 magnitude earthquake hit central Mexico, leading to the death of over 200 people.
Hurricane Wilma, one of the most intense Atlantic hurricanes ever recorded, battered the Yucatán Peninsula in 2005, causing widespread devastation, particularly in Cancún and Cozumel.
Hitting the Pacific coast in 2015, Patricia became the most intense tropical cyclone ever recorded in the Western Hemisphere. The states of Jalisco, Colima, and Nayarit faced the brunt, but timely evacuations kept the death toll relatively low.
Over the years Mexico has also seen its share of volcanic eruptions, floods, landslides, and even tsunamis, but what is particularly disturbing about quickly transforming hurricanes like Otis is that the increasing phenomenon is believed to be the result of climate change, for which humans are largely responsible.
For now, survivors in Acapulco are simply trying to get through the next few days, but it will likely be years before Mexico’s “Pearl of the Pacific” is able to recover. (La Semana)
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