Un médico que lucha contra el huracán Otis / A Doctor Confronting Hurricane Otis
Por Guillermo Rojas y Victoria Lis Marino | Acapulco, México
La ciudad de Acapulco va recobrando lentamente su esplendor tras el paso del huracán Otis, ocho meses atrás. Y nadie mejor para atestar la tragedia que Fernando Cadena García, un médico clínico, acapulqueño de nacimiento y formación, que a tan solo cuatro años de recibirse ganó experiencia en la adversidad.
“Cuando estaba en la universidad pensaba que el mayor desafío era acreditar las materias, en el internado, acostumbrarme a aguantar las guardias de más de 24 horas. Pero ahora, en el servicio social, la clave es poner a prueba todo lo que aprendí y entender que soy el principal responsable del paciente y debo poner la cara en todo”, reconoció.
Hace ocho meses las guardias estaban colapsadas, Acapulco transitaba la llegada del peor huracán de su historia y los médicos debían estar a la orden del día como agentes de primera respuesta. “Toda mi familia es de aquí de Acapulco y todos nos vimos afectados. Fue como si Acapulco no estuviera en el mundo, estábamos incomunicados, no había señal, no había servicios. Hasta los vidrios de los hospitales se rompían, los equipos, las camas, todo estaba comprometido. Hubo pacientes que fueron trasladados, otros dados de alta de urgencia”, explicó.
El médico informó que en las semanas posteriores a la inclemencia climática se registró un alza de cuadros gastrointestinales virales producto de la falta de higiene y las condiciones de insalubridad de la población. “Al no haber ni servicio de recolección de residuos, la gente depositaba su basura en contenedores, y en la primera semana comenzaron las plagas: ratas y moscas. Muchos usaban agua de bidón para su higiene personal, no se podían bañar, y como los alimentos tampoco estaban desinfectados, todo culminó en un incremento en enfermedades gastrointestinales. Además, los encharcamientos de agua que quedaron ayudaron a la proliferación de mosquitos y teníamos más casos de dengue.”, explicó asegurando que había que estar atento detrás de cada síntoma para asistir a los pacientes, sobre todo a los pediátricos.
Se calcula que el huracán se cobró unas sesenta vidas, y aún hay cuerpos por encontrar, el de aquellos que estaban en altamar y otros tantos que terminaron sepultados bajo los cimientos de sus hogares.
Si bien el gobierno federal se comprometió con la entrega de suministros, insumos, e inclusive dinero para apalear la crisis, el doctor Cadena asegura que aún queda camino por andar. “El suministro de medicamentos se vio afectado, los materiales y las camas que se perdieron y otros recursos médicos. Le agradecemos al presidente que nos apoyó con recursos y enseres, pero la realidad es que los medicamentos quedaron atrasados, poco a poco los fueron enviando, pero algunos siguen estando en carencia.”, dijo, indicando que la situación es parte de la historia de todos los días de la salud publica en México, donde sobran médicos pero faltan recursos.
El huracán paso, y los ciudadanos del litoral parecen recobrar la sonrisa. Mientras tanto Cadena García vuelve a su consultorio para ver las enfermedades de siempre. A todos sus conciudadanos les pide que se cuiden e inviertan más en salud preventiva. “Si se alimentan bien, toman buenos descansos y hacen actividad física, pueden prevenir un montón de complicaciones”, recomendó. (La Semana)
A Doctor Confronting Hurricane Otis
By Guillermo Rojas and Victoria Lis Marino | Acapulco, Mexico
The city of Acapulco is slowly regaining its splendor after Hurricane Otis struck eight months ago. No one can testify to the tragedy better than Fernando Cadena García, a clinical doctor, born and trained in Acapulco, who gained experience in adversity just four years after graduating.
“When I was in university, I thought the biggest challenge was passing the courses; during my internship, it was getting used to enduring shifts of over 24 hours. But now, in social service, the key is to put everything I learned to the test and understand that I am primarily responsible for the patient and must face everything,” he acknowledged.
Eight months ago, health care shifts were overwhelmed. Acapulco was experiencing the arrival of the worst hurricane in its history, and doctors had to be ready as first responders.
“My entire family is from here in Acapulco, and we were all affected. It was as if Acapulco wasn’t part of the world; we were cut off, with no signal, no services. Even the windows of the hospitals were breaking, the equipment, the beds, everything was compromised. Some patients were transferred, others were urgently discharged,” Cadena García explained.
The doctor reported that in the weeks following the climatic event, there was a rise in viral gastrointestinal cases due to the lack of hygiene and unsanitary conditions of the population.
“With no garbage collection service, people dumped their trash in containers, and within the first week, the plagues began: rats and flies. Many used bottled water for personal hygiene; they couldn’t bathe, and since the food wasn’t disinfected either, it all led to an increase in gastrointestinal diseases. Additionally, the standing water helped mosquitoes proliferate, and we had more dengue cases,” he explained, ensuring that they had to be vigilant of every symptom to assist patients, especially pediatric ones.
It is estimated that the hurricane claimed around sixty lives, with some bodies still missing, those who were offshore and others buried under their homes’ foundations.
Although the federal government committed to delivering supplies, materials, and even money to mitigate the crisis, the doctor says that there is still a long way to go.
“The supply of medications was affected, as were the materials and beds that were lost, and other medical resources. We thank the president for supporting us with resources and essentials, but the reality is that the medications were delayed; they gradually sent them, but some are still lacking,” he said, indicating that the situation is part of the everyday history of public health in Mexico, where there are plenty of doctors but a lack of resources.
The hurricane has passed, and the coastal residents seem to be regaining their smiles. Meanwhile, Cadena García returns to his office to deal with the usual illnesses. He urges his fellow citizens to take care of themselves and invest more in preventive health. “If you eat well, get good rest, and exercise, you can prevent many complications,” he recommended. (La Semana)
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