Aves de Colombia se refugian en cultivos de flores ante pérdida de hábitats / Birds in Colombia take refuge in flower farms due to habitat loss
Por EFE – NEMOCÓN – Colombia.- Una pareja de tinguas moteadas se asoma tímida entre las ramas de los juncos de una finca de cultivo de flores a la que se ha mudado por la falta de humedales en la Sabana de Bogotá, donde antes estas aves residían a sus anchas, dando esperanzas a su especie, ya que hasta hace pocos años se encontraba en grave peligro de extinción.
Poco a poco se dejan ver, primero uno y luego la otra, que se reúnen para desayunar los pequeños invertebrados que residen entre las algas del pantano con los primeros rayos de sol del día.
Este ave acuática era de las especies más abundantes en el Altiplano cundiboyacense (centro), pero en los últimos 50 años se perdieron el 95 % de los humedales en los que vivían, lo que supuso una reducción significante del número de ejemplares.
Gracias a los nuevos humedales artificiales de distintos cultivos de flores comprometidos con la conservación de la biodiversidad, la supervivencia de la tingua y de muchas otras especies está comenzando a ser posible y a estabilizarse.
De cara a la COP16, explica a EFE el presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), Augusto Solano, la institución quiere demostrar el trabajo que ha hecho la floricultura «proporcionando espacios adecuados para que la población de aves crezca y especies como la tingua salgan del estado crítico».
Cultivos
En el cultivo de flores de Nemocón, en el departamento de Cundinamarca, carritos de claveles de distintos colores se almacenan en una nave preparados para ser exportados a los EE.UU, el destino principal de las flores colombianas.
Fuera de la nave, en una laguna de la finca, el presidente de la Asociación Bogotana de Ortnitología (ABO), Carlos López, avista unas catorce especies de aves en apenas una hora, pero la que más le interesa y más emoción muestra al ver es la tingua, que no suele dejarse observar con tanta facilidad y menos en pareja.
El ornitólogo explica a EFE, sin levantar mucho la voz, que hace tiempo era de las especies más importantes, pero que se vio amenazada por la falta de humedales, que se han ido secando, y que ahora dependen de otros artificiales que se dan en lugares como los cultivos.
La tingua moteada, llamada así por tener pequeñas manchas blancas y con el pico verde casi fosforito, es un indicador biológico de las buenas prácticas ambientales, porque solo se instala en aguas limpias, lo que demuestra que los humedales de los cultivos, creados en gran parte con agua reciclada de la lluvia, son limpios y sanos.
De las 10.000 especies de aves registradas en el mundo, 2.000 residen en Colombia, lo que convierte al país en el más diverso ornitológicamente, pero 1.500 de ellas son altamente vulnerables a los impactos del cambio climático, según el informe «Biodiversidad y cambio climático» emitido por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.
Camino a la COP16
Hace 14 años Asocolflores y ABO realizaron un estudio en el que evaluaron diversas especies de aves que habitan los cultivos de flores, entre ellas la tingua, y cuando se dieron cuenta del peligro de extinción al que se enfrentaba, comenzaron un proceso de protección para incentivar su reproducción.
Este año ambas asociaciones retomaron el estudio para ver la evolución de su trabajo y poder evaluar si la situación ha mejorado, y presentarán los resultados obtenidos tras el estudio de 29 fincas de cultivo a principios de octubre, de cara a la COP16, que se celebrará en Cali del 21 de octubre al 1 de noviembre.
«Queremos llevar en conjunto con Asocolflores estos resultados y mostrar cómo unas buenas prácticas pueden mejorar el medioambiente y cómo unas iniciativas desde el punto de vista privado pueden ayudar a la conservación», explica López.
El ornitólogo agrega que por el momento se han identificado 173 especies, 30 más de las que se registraron cuando se realizó el estudio por primera vez en 2010.
EFE
Birds in Colombia take refuge in flower farms due to habitat loss
NEMOCÓN.- A pair of spotted tinguas peeks timidly among the branches of the reeds of a flower farm to which it has moved due to the lack of wetlands in the Bogotá Savannah, where these birds used to reside at ease, giving hope to their species, which until a few years ago was in serious danger of extinction.
Little by little, first one and then the other are seen, gathering to breakfast on the small invertebrates that reside among the marsh algae with the first rays of sunlight of the day.
This aquatic bird used to be one of the most abundant species in the Cundinamarca-Boyacá highlands (center), but in the last 50 years 95% of the wetlands where they lived have been lost, resulting in a significant reduction in the number of specimens.
Thanks to the new artificial wetlands of various flower farms committed to biodiversity conservation, the survival of the tingua and many other species is beginning to be possible and to stabilize.
With a view to COP16, Augusto Solano, president of the Colombian Association of Flower Exporters (Asocolflores), explained to EFE, the institution wants to demonstrate the work done by floriculture “by providing adequate spaces for the bird population to grow and for species such as the tingua to emerge from a critical state”.
Crops
At the flower farm in Nemocón, in the department of Cundinamarca, carts of carnations of different colors are stored in a warehouse ready for export to the U.S., the main destination for Colombian flowers.
Outside the warehouse, in a lagoon on the farm, the president of the Bogotana Association of Ornithology (ABO), Carlos López, sights some 14 species of birds in barely an hour, but the one he is most interested in and most excited to see is the tingua, which is not usually observed so easily, and even less so in pairs.
The ornithologist explains to EFE, without raising his voice too much, that long ago it was one of the most important species, but was threatened by the lack of wetlands, which have been drying up, and now depend on other artificial ones that occur in places like crops.
The spotted sandpiper, so called because it has small white spots and an almost phosphorescent green beak, is a biological indicator of good environmental practices, because it only settles in clean water, proving that the cultivated wetlands, created largely with recycled rainwater, are clean and healthy.
Of the 10,000 bird species recorded in the world, 2,000 reside in Colombia, making the country the most ornithologically diverse, but 1,500 of them are highly vulnerable to the impacts of climate change, according to the report “Biodiversity and Climate Change” issued by the Alexander von Humboldt Biological Resources Research Institute.
Road to COP16
Fourteen years ago, Asocolflores and ABO conducted a study in which they evaluated various species of birds that inhabit flower crops, including the tingua, and when they realized the danger of extinction it faced, they began a process of protection to encourage its reproduction.
This year both associations resumed the study to see the evolution of their work and to be able to assess whether the situation has improved, and will present the results obtained after the study of 29 farms in early October, in preparation for COP16, to be held in Cali from October 21 to November 1.
“We want to bring these results together with Asocolflores and show how good practices can improve the environment and how initiatives from the private sector can help conservation,” explains López.
The ornithologist adds that 173 species have been identified so far, 30 more than those recorded when the study was first carried out in 2010.
Debe estar conectado para enviar un comentario.