La victoria de Trump inquieta a los migrantes, pero no los detiene / Trump victory spurs worry among migrants abroad, but it’s not expected to halt migration
BY CHRISTOPHER SHERMAN, MARÍA VERZA AND FERNANDA PESCE – CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos cambió al instante los cálculos de millones de migrantes, o potenciales migrantes, en todo el mundo.
Pero quizás no de la manera que Trump imaginaba.
El republicano ha prometido reducir la inmigración, pero restringir las ya limitadas vías legales de entrada a Estados Unidos sólo hará que esas personas ajusten sus planes y recurran más a los servicios de traficantes, coinciden los expertos.
Y, en la gran mayoría de los casos, eso significa ponerse en manos del crimen organizado, que ha hecho del tráfico de migrantes uno de sus negocios más lucrativos.
Los posibles afectados son hombres, mujeres y niños de decenas de países. Muchos ya iniciaron el viaje, aunque tuvieran que venderlo todo para financiarlo, incluso sus casas.
Los venezolanos siguen llegando a la frontera sur estadounidense, aunque sea más lentamente. Los mexicanos representaron la mitad de las detenciones de la Patrulla Fronteriza en septiembre. Los chinos llegan a través de Ecuador y se abren camino hacia el norte. Los senegaleses compran vuelos con escala hasta Nicaragua para luego seguir avanzando desde ahí.
La Organización Internacional para las Migraciones calcula que hay unos 281 millones de migrantes en el mundo, el 3,6% de la población mundial. Según su informe anual, cada vez más personas se verán desplazadas por motivos políticos, económicos o por la violencia, y cada vez más migrantes buscarán asilo.
Y advierte que cuando las personas no encuentran vías legales, empiezan a buscar “canales irregulares que son extremadamente peligrosos”.
Durante el primer mandato de Trump, las ciudades fronterizas mexicanas estaban saturadas de migrantes. Los cárteles se cebaban en ellos: los secuestraban, extorsionaban a sus familias, los reclutaban a la fuerza para que formaran parte de sus filas. Llegaban por cientos cada día, y miles de personas se veían obligadas a esperar en México el proceso de solicitud de asilo estadounidense, que puede durar años.
El gobierno de Joe Biden puso en marcha un programa, llamado CBP One, que puso algo de orden. Desde su introducción a principios de 2023, los migrantes ya no tienen que presentarse en el puesto fronterizo para concertar una cita, sino que pueden hacerlo a través de internet y desde sus propios celulares. Los albergues fronterizos, antaño desbordados, se han vaciado y muchas familias hacen todo lo posible por seguir la vía legal.
Trump ha prometido acabar con el CBP One. También quiere volver a restringir el reasentamiento de refugiados en el interior de Estados Unidos, y advirtió durante toda su campaña que emprendería deportaciones masivas.
Pero aunque su victoria fue desalentadora y preocupante para quienes están ya en la ruta hacia Estados Unidos, no fue un punto de inflexión.
El martes por la noche, Bárbara Rodríguez, una venezolana de 33 años, debería haber estado durmiendo después de caminar más de 13 kilómetros (8 millas) bajo el calor tropical del sur de México junto a otros 2.500 migrantes de distintas nacionalidades.
Pero en lugar de descansar, estaba pegada a su celular revisando el recuento de votos en Estados Unidos.
Meses atrás, en Caracas, donde vivía, Rodríguez ayudó a la oposición venezolana a supervisar las elecciones en un centro de votación durante los comicios de julio. Después de que el presidente Nicolás Maduro se proclamara reelegido, sus partidarios empezaron a acosar a su familia.
“Ese mismo mes decidí cambiar de rumbo: o estaba en riesgo la vida de mi familia o había que salir del país”. En septiembre vendió su casa y dejó a sus tres hijos con su madre.
Ahora, su plan de lograr una cita con CBP One para solicitar asilo en la frontera estadounidense y poder entrar legalmente a ese país tiene fecha de caducidad.
“Cambiaron los planes, tenemos hasta el 20 de enero”, dijo en referencia a la fecha de toma de posesión del próximo presidente. Por eso, aunque durante su viaje ya vivió lo que era estar secuestrada, no descarta acudir a un traficante para llegar a su destino.
Martha Bárcena, quien fungió como embajadora de México en Estados Unidos durante parte del primer gobierno de Trump, reconoció que los migrantes fueron los grandes perdedores de sus políticas y que eso podría volver a ocurrir.
“El crimen organizado es el mayor beneficiario, porque ya los ingresos por tráfico ilícito de personas son iguales o superiores a los ingresos de tráfico de drogas”, afirmó.
La guatemalteca Estefanía Ramos se despertó preocupada el miércoles en un albergue de Ciudad Juárez, que colinda con El Paso, Texas.
“Estamos viendo qué va a pasar con nosotros”, dijo apesadumbrada la joven de 19 años. “Este no era el plan”.
Ella y su marido abandonaron Guatemala después de que, según dijo, una pandilla lo amenazara a él con hacerle daño y a ella con secuestrarla. Llevan tres meses esperando una cita con el CBP One. Hace dos meses tuvieron una niña.
El miércoles, cerca del albergue, docenas de solicitantes de asilo con cita esperaban pacientemente a que les llamaran para cruzar el puente internacional.
Ramos confiaba en ser pronto una de esas personas. “Si tenemos oportunidad de seguir esperando la cita, la vamos a seguir esperando”, explicó. “Queremos hacer las cosas bien y que la nena tenga una seguridad allá”.
Gretchen Kuhner, directora de IMUMI, una organización no gubernamental de México que ofrece servicios jurídicos, estuvo la semana pasada en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, en el sur del país, donde encontró familias migrantes con niños pequeños viviendo en la calle.
“Están cargando sus teléfonos móviles todos los días en algún lugar improvisado en la calle para comprobar (si lograron o no) sus citas CBP One… mientras amamantan a sus bebés y duermen en una tienda de campaña sin agua”, explicó Kuhner. “Las personas que necesitan protección realmente están intentando hacerlo de la manera correcta”.
Más restricciones en el ya difícil proceso, tal y como Trump ha anunciado, dejarían a todos los migrantes en una situación mucho más vulnerable y con pocas opciones, dijo Mark Hetfield, CEO de la organización de apoyo a refugiados con sede en Estados Unidos HIAS.
“Significaría que no tienen a dónde ir porque hay muchos, muchos países en el hemisferio donde no existe un sistema de asilo o donde aunque puedas recibir refugio, eso no significa que necesariamente estés a salvo”, señaló.
Y luego está el fantasma de las deportaciones masivas.
Trump ya lanzá esta amenaza durante su anterior presidencia. No la cumplió, pero aun así supone una preocupación real.
Los retornos a países como Cuba y Venezuela podrían complicarse por los conflictos diplomáticos con esos países, aunque el mandatario venezolano emitió el miércoles un mensaje conciliador de felicitación a Trump. En Haití, defensores de los derechos humanos exigieron el jueves a todos los países, incluido Estados Unidos, que detengan las deportaciones debido a la crisis interna que vive el país.
Pero, sin duda, ningún lugar se verá más afectado que México. De los 11 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, unos 5 millones no tienen su situación migratoria legalizada. Y las deportaciones masivas sacudirían las finanzas de millones de familias mexicanas y de toda la economía nacional porque los mexicanos enviaron a sus casas el año pasado más de 63.000 millones de dólares en remesas, la mayoría desde Estados Unidos.
El gobierno de México dice estar preparado para lo que pueda venir, pero los defensores de los migrantes y los directores de albergues en México afirman que no han oído hablar de ningún plan de las autoridades para hacer frente a un gran número de deportados.
“La sociedad civil no está en condición de recibir esa cantidad de gente”, dijo Rafael Velásquez García, director para México del Comité Internacional de Rescate. “Y seamos honestos, es sociedad civil la que lleva en los hombros la mayor cantidad de la respuesta humanitaria hacia gente deportada y gente de tránsito”.
México necesita prepararse para todo tipo de presiones procedentes de la futura administración Trump, advirtió Carlos Pérez Ricart, profesor de relaciones internacionales en el centro de investigación pública mexicano CIDE.
“Lo que México tiene que aceptar es que nuestro país va a ser país de retención de migrantes, quieran o no”, aseguró. “Trump va a deportar miles de personas, si no millones, y va a impedir el flujo de migrantes”.
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Pesce reportó desde Ciudad Juárez. El periodista de The Associated Press Juan Zamorano contribuyó a este despacho desde Panamá.
Trump victory spurs worry among migrants abroad, but it’s not expected to halt migration
BY MARÍA VERZA, FERNANDA PESCE AND CHRISTOPHER SHERMAN – MEXICO CITY (AP) — Donald Trump’s victory in the United States presidential election instantly changed calculations for millions of migrants or potential migrants across the globe.
But perhaps not in the way Trump imagined.
Trump has pledged to reduce immigration. But by narrowing the already limited legal pathways into the U.S., migrants will just recalibrate their plans and resort in greater numbers to hiring smugglers, experts say.
In many cases that will mean turning to organized crime groups that increasingly profit from migrant smuggling.
Those potentially affected come from dozens of countries and many have already sold their homes and their possessions to fund the trip.
Venezuelans continue arriving at the U.S. southern border in reduced, but still large numbers. Mexicans made up half of U.S. Border Patrol arrests in September. Chinese come through Ecuador and make their way up through the Americas. Senegalese buy multi-stop flights to Nicaragua, then move north.
The U.N.’s International Organization for Migration estimates there are around 281 million international migrants in the world, or 3.6% of the global population. An increasing number of people will be displaced for political, economic and violence reasons, and more migrants will seek asylum, according to its annual report. It warns that when people cannot find regular pathways, they start looking for “irregular channels that are extremely hazardous.”
During Trump’s first administration, Mexican border cities were saturated with migrants. Cartels preyed on them, kidnapping them, extorting their families for ransoms and forcibly recruiting them into their ranks. There were hundreds of arrivals every day, as well as thousands who were made to wait out the potentially yearslong U.S. asylum application process in Mexico.
A U.S. program called CBP One brought some order after it was introduced by the Biden administration in early 2023. Migrants no longer have to come to the border to schedule an appointment and can do it on their smartphones. Once overflowing border shelters have emptied and many families are making every effort to go the legal route.
Trump has pledged to end CBP One. He also wants to again restrict refugee resettlement and warned throughout his campaign of mass deportations.
While his victory was deflating and worrisome to those en route to the United States, it was not a deal-breaker.
On Tuesday night, Bárbara Rodríguez, a 33-year-old Venezuelan, should have been sleeping after walking more than eight miles through southern Mexico’s tropical heat with some 2,500 others from at least a dozen countries.
Instead, she was watching U.S. election results on her cellphone.
Back in Caracas, Rodríguez helped monitor a polling place for the opposition during Venezuela’s July election. After President Nicolas Maduro claimed reelection, his supporters began to harass her family.
“Either my family’s lives were going to be at risk or I had to leave the country,” she said. In September, she sold her house and left her three children with her mother.
Now her plan of waiting for a CBP One appointment to request asylum at the U.S. border has an expiration date.
“Plans changed. We have until Jan. 20,” she said, referring to inauguration day. She has not ruled out hiring a smuggler, she added.
Martha Bárcena, Mexico’s former U.S. ambassador during most of Trump’s first administration, said migrants were the losers from his immigration policies and that could happen again.
“Organized crime is the big beneficiary, because the income from illegal human trafficking is already equal to or greater than the income from drugs,” she said.
Estefanía Ramos of Guatemala woke up worried Wednesday in a Ciudad Juarez shelter across from El Paso, Texas.
“We’re trying to figure out what’s going to happen to us,” the 19-year-old said. “This wasn’t the plan.”
She and her husband left Guatemala after a gang threatened to harm him and kidnap her, she said. They have been waiting for three months for a CBP One appointment. Two months ago they had a baby girl.
“If we can keep waiting for an appointment we will,” Ramos said, adding that she doesn’t want to risk an illegal crossing with the baby.
On Wednesday in Ciudad Juarez, a few dozen asylum seekers with appointments waited patiently to be called across the international bridge.
Gretchen Kuhner, director of IMUMI, a nongovernmental legal services organization in Mexico, was in the southern Mexican city of Tuxtla Gutierrez last week, where she found migrant families with young children living in the streets waiting for CBP One appointments.
“They are getting their cellphones charged every day at some makeshift place on the street so they can check their CBP One appointments … while they’re breastfeeding and sleeping in a tent without any water,” she said.
“People who need protection are really trying to do it the right way.”
Further restrictions on the already difficult process would leave vulnerable populations with few options, said Mark Hetfield, CEO of the U.S.-based refugee support organization HIAS.
“It would mean they have no place to go because there are many, many countries in the hemisphere where there is effectively no asylum system or where even if you could get asylum, you’re not necessarily safe,” he said.
And then there’s the specter of massive deportations. Trump made a similar threat before and didn’t deliver, but there’s real concern.
Deportations to countries like Cuba and Venezuela could be complicated by icy relations, though Venezuela’s Maduro issued a conciliatory message congratulating Trump Wednesday. Advocates in Haiti on Thursday demanded countries, including the U.S., halt deportations because of the country’s domestic crisis.
And no country stands to be more impacted than Mexico. There are some 11 million Mexicans living in the U.S., about 5 million of whom don’t have legal status. Mexicans sent home more than $63 billion in remittances last year, mostly from the United States. Mass deportations would shake the finances of millions of families and the Mexican economy would struggle to absorb them.
Migrant advocates and shelter directors in Mexico said they’ve heard of no government plans to deal with large numbers of deportees.
Mexican aid groups are “not in a position to receive that quantity of people and let’s be honest, it’s civil society that carries on its shoulders most of the humanitarian response toward those who are deported or in transit,” said Rafael Velásquez García, Mexico director for the International Rescue Committee.
Mexico needs to prepare itself for all manner of pressures coming from a Trump administration, said Carlos Pérez Ricart, a professor of international relations at Mexican public research center CIDE.
“What Mexico has to accept is that our country is going to be a holding country for migrants, whether they want it or not,” he said. “Trump is going to deport thousands, if not millions of people and he’s going to impede the flow of migrants.”
Pesce reported from Ciudad Juarez, Mexico. AP writer Juan Zamorano contributed from Panama City.
by Taboola
more in original source https://apnews.com/article/mexico-immigration-trump-cbp-one-border-deportation-5b3ad43ffc1a8211615efdc5bf584b7f
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