FeaturedNacional

Las elecciones tienen serias consecuencias / Elections Have Serious Consequences  

BY MARIBEL HASTINGS | WASHINGTON, DC

El hecho de que el gobierno de Donald Trump revoque programas que conceden permisos de trabajo y protección de la deportación como el TPS para los venezolanos o el parole humanitario para nacionales de Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela para hacerlos deportables parece sorprender a algunos sectores que apoyaron al presidente y que incluso votaron por él. Pero lo sorprendente es que pensaran que no iba a suceder o que apoyar a Trump de algún modo los escuda de su plan de deportaciones masivas.

Los congresistas cubanoamericanos del Sur de la Florida, los republicanos María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart, y Carlos Giménez le piden ahora al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que reconsidere la decisión de eliminar estos programas. Pero los tres apoyaron la candidatura de Trump cuando andaba pregonando que lideraría la mayor deportación masiva en la historia de Estados Unidos. Ese era el momento de encararlo pero como al resto de los legisladores republicanos del estado y del país, el miedo a las represalias de nuestro “caudillo a la USA” los detuvo en seco.

Los cubanoamericanos de Florida, en particular del Sur de la Florida, apoyaron abrumadoramente a Trump en las elecciones de 2024 a pesar de haber advertido que eliminaría el parole que permitió el ingreso autorizado a Estados Unidos de más de 111,000 cubanos y que goza de amplio apoyo entre este grupo poblacional en la Florida. Un programa irónicamente autorizado por el expresidente demócrata, Joe Biden, para quitarle presión a la frontera evitando los cruces irregulares.

Al menos los cubanos todavía tienen la Ley de Ajuste Cubano de 1996 como posibilidad de ajustar su situación migratoria en Estados Unidos.

Pero por alguna razón, como muchos latinos a través del país, no se daban por aludidos cuando Trump prometía deportaciones masivas. Van dirigidas a los “criminales”, decían, aparentemente sin sospechar que en el diccionario de Trump y de sus asesores ser inmigrante es sinónimo de “criminal”.

Como en el caso de los venezolanos, para Trump y su equipo no hay diferencia entre pandilleros del Tren de Aragua y refugiados y perseguidos políticos del régimen opresor del dictador Nicolás Maduro.

Trump no ha tenido ningún problema en negociar con Maduro para que reciba a los deportados, tanto criminales como los que hasta ahora son residentes legales a través del TPS o el parole, programas eliminados por el presidente. El retorno a Venezuela para muchos de ellos supone un riesgo real para sus vidas. Unos 600,000 venezolanos tienen TPS y otros 117,000 tienen parole. La eliminación de los programas los hace deportables.

Maduro recibe a los deportados, liberó a un grupo de prisioneros estadounidenses y de paso Trump consiguió ampliar las licencias petroleras a favor de la estadounidense Chevron favoreciendo a sus benefactores de campaña y su industria de combustibles fósiles.

El 5 de febrero, en declaraciones a la prensa, el flamante Secretario de Estado, Marco Rubio, quien era senador republicano de Florida y acérrimo crítico de Maduro, dijo en torno al TPS que “entre ahora y abril” el DHS estará revisando el programa. Más bien el programa expira el 7 de abril de 2025.

Pero insistió en que “la prioridad son las personas con vínculos al crimen, personas con vínculos a las pandillas”. “Yo sé de primera mano que el presidente Trump entiende bien la situación de los venezolanos que se encuentran en Estados Unidos y el sufrimiento hoy en día dentro de Venezuela”, aseguró Rubio.

“Revocar el TPS para los venezolanos, no solo ilegaliza a un número importante de personas sino que legítima y beneficia a un régimen como el de Nicolás Maduro, porque sería manifestar que la situación en Venezuela está muy bien y que Maduro es el presidente legítimo de Venezuela, aunque se robó las elecciones”, señaló el grupo Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (VEPPEX), según reportó El Nuevo Herald.

“Aplaudimos que a los criminales se les expulse de territorio estadounidense, pero rechazamos que quieran convertir a todos los inmigrantes venezolanos en delincuentes”, agregó.

Es por eso que las elecciones tienen serias consecuencias. (America’s Voice)

Photo: Public domain, via Wikimedia Commons

Elections Have Serious Consequences  

BY MARIBEL HASTINGS 

The fact that Donald Trump’s administration is revoking programs that grant work permits and deportation protection—such as TPS for Venezuelans or humanitarian parole for nationals of Cuba, Nicaragua, Haiti, and Venezuela—making them deportable, seems to surprise some of the sectors that supported and even voted for him. But what is truly surprising is that they thought it wouldn’t happen or that supporting Trump would somehow shield them from his mass deportation plans.  

The Cuban-American congress members from South Florida—Republicans María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart, and Carlos Giménez—are now asking the Department of Homeland Security (DHS) to reconsider the decision to eliminate these programs. However, all three supported Trump’s candidacy while he was openly proclaiming that he would lead the largest mass deportation in U.S. history. That was the time to confront him, but like the rest of the Republican legislators in the state and the country, fear of reprisals from our “U.S.-style strongman” stopped them in their tracks.  

Cuban-Americans in Florida, particularly in South Florida, overwhelmingly supported Trump in the 2024 election despite warnings that he would eliminate the parole program, which had allowed more than 111,000 Cubans to enter the U.S. legally and was widely supported within the Cuban-American community in Florida. Ironically, this program was authorized by former Democratic President Joe Biden to ease pressure at the border by preventing irregular crossings.  

At least Cubans still have the 1996 Cuban Adjustment Act as a potential pathway to adjust their immigration status in the United States.  

But for some reason, like many Latinos across the country, they did not take Trump’s mass deportation promises personally. “He’s only going after criminals,” they said, apparently without realizing that, in Trump and his advisers’ dictionary, being an immigrant is synonymous with being a “criminal.”  

Take Venezuelans, for example—Trump and his team make no distinction between gang members from Tren de Aragua and political refugees fleeing persecution under Nicolás Maduro’s oppressive regime.  

Trump has had no problem negotiating with Maduro to accept deportees, both criminals and those who have been legally residing in the U.S. through TPS or parole—programs that Trump has now eliminated. For many of them, returning to Venezuela poses a real risk to their lives. About 600,000 Venezuelans have TPS, and another 117,000 have parole. The elimination of these programs makes them deportable.  

Maduro is accepting deportees, has released a group of American prisoners, and in return, Trump has expanded oil licenses in favor of U.S. company Chevron—benefiting his campaign donors and the fossil fuel industry.  

On February 5, in remarks to the press, the newly appointed Secretary of State, Marco Rubio—formerly a Republican senator from Florida and a staunch critic of Maduro—stated that DHS would be reviewing the TPS program “between now and April.” In reality, the program is set to expire on April 7, 2025.  

However, he insisted that “the priority is people with criminal ties, people with gang affiliations.” He added, “I know firsthand that President Trump understands the situation of Venezuelans in the U.S. and the suffering in Venezuela today.”  

“Revoking TPS for Venezuelans not only criminalizes a large number of people but also legitimizes and benefits a regime like Nicolás Maduro’s, as it suggests that the situation in Venezuela is fine and that Maduro is the legitimate president, even though he stole the election,” said the group Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (VEPPEX), as reported by El Nuevo Herald.  

“We support the expulsion of criminals from U.S. territory, but we reject any attempt to label all Venezuelan immigrants as criminals,” they added.  

This is why elections have serious consequences. (America’s Voice)