La violencia de los cárteles se apodera del oeste de México / Cartel Violence Grips Western Mexico
CULIACÁN, México — La guerra en curso dentro del poderoso cártel de Sinaloa se cobró 20 vidas más durante el fin de semana, cuando las autoridades descubrieron cuatro cadáveres decapitados colgados de un puente de la autopista y otras 16 víctimas hacinadas en una furgoneta abandonada en la autopista 15, al norte de Culiacán.
El espeluznante hallazgo, reportado la noche del domingo alrededor de las 11:30 p. m., representa la última escalada en un brutal conflicto que ha transformado la capital del estado de Sinaloa en un epicentro de la violencia de los cárteles desde que estallaron los enfrentamientos entre facciones rivales en septiembre de 2024.
«En el lugar de los hechos, en el puente, se localizaron cuatro cadáveres decapitados, así como una bolsa que contenía cinco miembros cefálicos», informó la Fiscalía General del Estado en un comunicado emitido el lunes por la mañana. «En el interior de una furgoneta se localizaron quince cadáveres completos y un cadáver decapitado. Todas las víctimas son varones y presentan signos de heridas de bala».
Los cadáveres iban acompañados de mensajes amenazantes escritos en lonas atadas al vehículo y pintadas en el chasis de la furgoneta, aparentemente de la facción controlada por Ismael Zambada Sicairos, conocido como «Mayito Flaco», hijo del antiguo líder del cártel Ismael «Mayo» Zambada. Según los informes, los mensajes criticaban a los líderes de la facción rival, Iván y Alfredo Guzmán Salazar, hijos del capo encarcelado Joaquín «El Chapo» Guzmán, conocidos comúnmente como «Los Chapitos».
El hallazgo se produjo tras una serie de bloqueos de carreteras el domingo en el municipio de Navolato, a unos 40 kilómetros del lugar donde se encontraron los cadáveres, lo que pone de relieve cómo la violencia ha paralizado la vida normal en toda la región.
Una guerra nacida de la traición
El conflicto actual comenzó a principios de septiembre de 2024, cuando Mayo Zambada fue presuntamente secuestrado por Joaquín Guzmán López, otro hijo de El Chapo, y entregado a las autoridades estadounidenses. Zambada se enfrenta ahora a cargos de narcotráfico y asesinato en los tribunales estadounidenses, mientras que su captura desencadenó una feroz lucha por el poder entre las dos facciones más poderosas de la organización de Sinaloa.
Durante años, Culiacán había evitado en gran medida lo peor de la violencia relacionada con el narcotráfico en México, ya que el cártel de Sinaloa mantenía un control territorial absoluto. Esa frágil paz se rompió cuando se derrumbó la alianza entre las familias Zambada y Guzmán.
La violencia ha alterado profundamente la vida cotidiana, con el cierre habitual de las escuelas durante las oleadas de enfrentamientos y el cierre de los comercios. Jóvenes enmascarados en motocicletas patrullan ahora las principales avenidas de la ciudad, mientras «los cadáveres aparecen esparcidos por Culiacán a diario».
El creciente costo humano
Desde que comenzaron las hostilidades, al menos 47 niños y adolescentes han muerto en el fuego cruzado, junto con 28 mujeres y casi 40 policías. Más de 1700 personas han desaparecido en los últimos meses, lo que contribuye a la crisis generalizada de personas desaparecidas en México.
El impacto económico ha sido igualmente grave, ya que la violencia ha provocado lo que las autoridades describen como un «colapso económico histórico» en la región, con la huida de las empresas y el agotamiento de las inversiones.
Feliciano Castro, portavoz del Gobierno de Sinaloa, condenó los asesinatos del lunes y afirmó que «las fuerzas militares y policiales están trabajando conjuntamente para restablecer la paz total en Sinaloa», aunque la mayoría de los residentes creen que las autoridades han perdido el control.
Patrón más amplio de violencia
La violencia en Sinaloa refleja tendencias más amplias en los territorios controlados por los cárteles en México. En el estado de Jalisco, las autoridades descubrieron recientemente 34 cadáveres en una fosa común, mientras que en el estado de Tabasco, un sacerdote fue tiroteado el lunes cuando salía de su casa. Según los informes, el reverendo Héctor Alejandro Pérez se dirigía a visitar a una persona enferma cuando los agresores abrieron fuego, dejándolo en estado «muy grave».
No se vislumbra un final
A medida que el conflicto de Sinaloa entra en su segundo año, la guerra entre carteles se ha extendido a Baja California y Sonora, donde la organización mantiene amplias operaciones de tráfico de fentanilo. La violencia criminal se ha cobrado aproximadamente 480.000 vidas en todo México desde 2006.
Para los residentes de Culiacán, la violencia se ha convertido en una parte ineludible de la vida cotidiana, transformando una ciudad que antes disfrutaba de una relativa estabilidad en un símbolo de la lucha continua de México contra el crimen organizado. (La Semana)

Cartel Violence Grips Western Mexico
CULIACÁN, Mexico — The ongoing war within Mexico’s powerful Sinaloa Cartel claimed 20 more lives over the weekend, with authorities discovering four decapitated bodies hanging from a highway bridge and 16 additional victims packed into an abandoned van along Mexico Highway 15 north of Culiacán.
The grisly discovery, reported late Sunday night around 11:30 p.m., represents the latest escalation in a brutal conflict that has transformed the capital of Sinaloa state into an epicenter of cartel violence since fighting erupted between rival factions in September 2024.
“At the scene, on the bridge, four decapitated bodies were located, as well as a bag containing five cephalic limbs,” the State Attorney General’s Office said in a statement released Monday morning. “Inside a van, fifteen complete bodies and one decapitated body were located. All victims are male and show signs of gunshot wounds.”
The bodies were accompanied by threatening messages on canvas tied to the vehicle and graffiti on the van’s chassis, apparently from the faction controlled by Ismael Zambada Sicairos, known as “Mayito Flaco,” son of former cartel leader Ismael “Mayo” Zambada. The messages reportedly criticized leaders of the opposing faction — Iván and Alfredo Guzmán Salazar, sons of imprisoned kingpin Joaquín “El Chapo” Guzmán, commonly referred to as “Los Chapitos.”
The discovery followed a series of roadblocks Sunday in the municipality of Navolato, approximately 40 kilometers from where the bodies were found, highlighting how the violence has paralyzed normal life across the region.
A War Born from Betrayal
The current conflict began in early September 2024, when Mayo Zambada was allegedly kidnapped by Joaquín Guzmán López, another son of El Chapo, and delivered to U.S. authorities. Zambada now faces drug trafficking and murder charges in American courts, while his capture triggered a vicious power struggle between the two most powerful factions within the Sinaloa organization.
For years, Culiacán had largely avoided the worst of Mexico’s drug violence because the Sinaloa Cartel maintained complete territorial control. That fragile peace shattered when the alliance between the Zambada and Guzmán families collapsed.
The violence has fundamentally altered daily life, with schools regularly closing during waves of fighting and businesses shuttering their doors. Masked young men on motorcycles now patrol the city’s main avenues as “dead bodies appear scattered across Culiacán on a daily basis.”
Mounting Human Cost
Since hostilities began, at least 47 children and adolescents have died in the crossfire, along with 28 women and nearly 40 police officers. More than 1,700 people have disappeared in recent months, contributing to Mexico’s broader missing persons crisis.
The economic impact has been equally severe, with the violence driving what officials describe as a “historic economic collapse” in the region as businesses flee and investment dries up.
Feliciano Castro, a Sinaloa government spokesperson, condemned Monday’s killings and said “Military and police forces are working together to reestablish total peace in Sinaloa,” though most residents believe authorities have lost control.
Broader Pattern of Violence
The Sinaloa violence reflects broader trends across Mexico’s cartel-controlled territories. In Jalisco state, authorities recently discovered 34 bodies in a mass grave, while in Tabasco state Monday, a priest was shot while leaving his home. Rev. Héctor Alejandro Pérez was reportedly on his way to visit someone who was ill when attackers opened fire, leaving him in “very serious” condition.
No End in Sight
As the Sinaloa conflict enters its second year, the cartel war has spread to Baja California and Sonora, where the organization maintains extensive fentanyl trafficking operations. Criminal violence has claimed approximately 480,000 lives across Mexico since 2006.
For residents of Culiacán, the violence has become an inescapable part of daily existence, transforming a city that once enjoyed relative stability into a symbol of Mexico’s ongoing struggle with organized crime. (La Semana)
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