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“Súper El Niño”, la peligrosa versión del fenómeno climático

El huracán Bill, que se originó el 15 de agosto de 2009 y llegó a la costa este de Estados Unidos, causó actividad sísmica.

Desde el Pacífico, cerca del Ecuador, un patrón climático rige periódicamente las lluvias, las sequías, las inundaciones y las tormentas en toda la Tierra.

Es el llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), un fenómeno meteorológico que se genera por el calentamiento de las aguas oceánicas y que trastoca periódicamente el clima del planeta.

“El ENOS cambia la los patrones de circulación de la atmósfera por lo que puede causar eventos muy extremos a lo largo de todo el mundo. Desde inundaciones en India o Australia hasta diluvios en la costa oeste de Sudamérica”, explica a BBC Mundo Bin Wang, jefe del Departamento de Meteorología de la Universidad de Hawái.

Pero según el experto, esta oscilación atmosférica mostró en los últimos 40 años su lado más trágico: el llamado “Súper El Niño”, una versión más intensa del fenómeno con consecuencias aún más devastadoras.

“Los ‘Súper El Niño’ son una forma muy extrema del ENOS en las que la intensidad puede hacer que las aguas del Pacifico se calienten hasta 3 o 4ºC más en comparación con la temperatura normal del océano”, indica Bin.
Sin embargo, según el experto, solo se reportaron tres “Súper El Niño” desde que se llevan registros en los últimos 130 años: la primera, en 1982, después en 1998 y, la última, en 2015.

Todos después de 1970.

Sin embargo, una investigación realizada por Bin y otro grupo de expertos y publicada esta semana en la prestigiosa revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences indica que el fenómeno extremo podría ser cada vez más frecuente… y más destructor.

Y, de acuerdo con Bin, hay un responsable detrás de esto: el calentamiento global producido por la acción humana.

“Si tenemos más “Súper El Niño” o no, depende de cómo las fuerzas antropogénicas inducen el calentamiento global”, indica el meteorólogo.

Un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos publicado también esta semana indica que actualmente existen las condiciones para un “El Niño” neutral, es decir, que no manifieste sus efectos en los próximos meses.

Sin embargo, Bin recuerda que la activación del fenómeno es periódica y esto no descarta que en los próximos años pueda volver con toda su fuerza.

¿Qué halló la investigación?
El estudio, que se extendió por más de dos años, analizó por primera vez los registros climáticos sobre El Niño desde 1901 hasta 2017.

“Durante ese periodo hubo 33 eventos El Niño y analizamos cuándo comenzaron, cómo se desarrollaron, qué causó su desarrollo y cuál fue su impacto”, recuerda Bin.

“El principal descubrimiento fue que el lugar donde se origina el ENOS ha cambiado del este del Pacífico al oeste desde la década de 1970 y eso coincide con los eventos más extremos”, agrega el académico.

De acuerdo con el estudio, antes de 1970, el fenómeno se originaba en el lejano este del Pacífico, pero en el último medio siglo su foco se desplazó hacia una región más cálida: el oeste de ese océano.

¿A qué se debe ese cambio?
El estudio, explica Bin, indica que las aguas del oeste del Pacífico se han calentado desproporcionadamente más rápido que las del Pacífico central por la acción humana.

El calentamiento en esa región ha sido el responsable de los eventos más fuertes de El Niño que se han reportado en las últimas décadas y de los que podrían manifestarse en un futuro cercano, según el experto.

“Si el oeste del Pacífico se continúa calentando más rápido que el Pacífico central, entonces El Niño será más frecuente y su intensidad se incrementará”, señala.

En su criterio, la investigación evidencia cómo la acción humana puede conducir a mayores eventos extremos de El Niño en el futuro.

¿Cuáles son los efectos del “Súper El Niño”?
De acuerdo con el experto, los “Súper El Niño”, como los que ocurrieron en 1982, 1998 y 2015, pueden subir de forma alarmante la temperatura global, generar más huracanes y tifones e incluso afectar ciclos naturales del planeta.

Sus daños pueden ir desde matar los arrecifes de coral hasta generar inundaciones, deslaves o grandes sequías.

“Genera eventos climáticos extremos duraderos que afectan a cientos de millones de personas y dejan miles de millones de dólares en daños”, comenta Bin.

“Si las causas que han generado este calentamiento en el Pacífico continúan con motivo de la acción humana, los eventos extremos de El Niño no solo serán más frecuentes, sino que dejarán profundas consecuencias socioeconómicas”, concluye.

Super El Niño events may become more frequent

Climate change is reshaping the evolution and intensity of El Niño events in a way that favors the occurrence of more “super” El Niños, according to a new study published Monday.

The study examines 33 El Niño events from 1901 through 2017, and concludes that, since the 1970s, there has been a westward shift by a few hundred miles in where in the Pacific Ocean El Niño is originating from and peaking in intensity, as well as a boost in the odds of extremely strong El Niño events.

The westward move is significant, since it means El Niño is now forming and peaking in a region of the Pacific Ocean that is naturally warmer. This can increase the chances of a moderate to strong events.

The multinational team of researchers found that climate change is disproportionately warming the waters of the western tropical Pacific Ocean relative to the Central Pacific. This is influencing trade winds, which tend to blow more strongly from cooler to warmer waters. The warming trend is also leading to more frequent Central Pacific-based El Niños and for intense El Niño events to first ripple outwards from the western Pacific.

All 11 El Niños that have taken place since 1978 formed in the Central or Western Pacific Ocean, according to the study, including three super El Niños that helped push global temperatures to record levels and wreaked havoc with weather patterns worldwide.

El Niño is a periodic warming of ocean waters along with shifts in trade winds and precipitation patterns in the equatorial tropical Pacific Ocean. By adding tremendous amounts of heat to the ocean’s surface and the atmosphere, El Niño events can alter weather patterns worldwide. This is especially true for the U.S. during the winter, when California can be pounded by a relentless series of storms.

El Niño’s fingerprints can be found from Africa to Asia and even Australia, where it can lead to precipitation extremes.

Super El Niños, like the ones that occurred in 1982, 1998, and 2015-16, can vault global temperatures to new heights, while killing coral reefs worldwide, flooding parts of Africa and Asia while starving other parts of the globe of moisture. In short, they can lead to long-lasting extreme weather events affecting hundreds of millions and costing billions of dollars in damage.

How El Niño will change in a warming world has been an elusive but important question for researchers, and there remain many uncertainties. However, the new study, published in the journal Proceedings of the National Academy of Sciences, uses statistical methods as well as eight different computer models to uncover previously unseen trends in El Niño occurrences to date. The study finds the key may lie in the increasingly mild ocean waters of the western tropical Pacific Ocean – an area known as the West Pacific Warm Pool.

The West Pacific warming, the study’s authors propose, is altering trade winds across the equatorial tropical Pacific, triggering El Niño events that propagate from west to east with time.

“I think the main point [of the study] is that El Niño’s onset processes has been changed since the 1970s,” said lead author Bin Wang, an atmospheric scientist at the University of Hawaii, in an interview.

One difference between the western Pacific El Niños and eastern Pacific events, Wang says, is that the western-based events can begin to affect global weather patterns during the summer in the Northern Hemisphere, rather than reserving the most significant impacts for the winter months.