Fred Mendoza un hombre con raíces / Fred Mendoza a man that lives for his roots
Por Guillermo Rojas y Victoria Lis Marino | Tulsa, OK
Fred Mendoza es uno de los más prominentes líderes de la comunidad hispana de Oklahoma, reconocido por ser el fundador y presidente del Instituto Hispano de Oklahoma que busca empoderar a los más destacados miembros de nuestra comunidad en áreas como las artes, la educación y los negocios, Fred diseñó un sistema de reconocimiento anual, los leadership awards, para reconocer a todos aquellos que hacen la diferencia y apadrinar sus misiones. Desde hace más de veinte años, este reconocido empresario busca devolver un poquito de todo eso que le dieron e intentar hacer de los logros hispanos algo visible y tangible. Ahora, a sus 76, Fred va por más y sueña con crear el primer archivo histórico hispano de Oklahoma para recordar a todas las voces anónimas que hicieron florecer nuestro estado.
Nacido como el 11avo hermano de una familia Mexicana de 13 en el Sudeste de Kansas, Fred se pasó la vida entera viendo los sacrificios de una generación. “Mi papá era de Guanajuato y mi mamá de Oaxaca. Llegaron a Estados Unidos a principios de siglo para formar parte de la comunidad de trabajadores del ferrocarril Santa Fe. Vivíamos en un barrio de ferroviarios que popularmente llamaban “Little Mexico”, recordó. “Por aquel entonces era un lugar segregado. No contábamos con agua potable, los baños estaban afuera y yo sabía que había cosas que no podía hacer, como ir al cine, ir a la pileta. Recuerdo los carteles que leían ‘no se aceptan ni perros ni mexicanos’. Pero como siempre le digo a la gente, eso ya pasó y no existe más”, dijo Mendoza, admitiendo que esos tiempos lo hicieron más fuerte y resiliente.
Fred sabe de los cambios demográficos de Oklahoma, habiendo vivido en la zona desde la década del 70 ha podido ser testigo de cómo la comunidad creció hasta convertirse en la primer minoría del estado y el bloque de votantes más importante en la región. “Cuando llegué por primera vez a OKC y luego a Tulsa en el 67’, los únicos mexicanos que había eran los que trabajaban en el ferrocarril, en los campos y ciertas empresas de mano de obra barata, eran alrededor de 15000. Hoy somos 450 mil y ese número indica cuanto cambió todo. Antes no teníamos oficiales de policía hispanos, funcionarios de gobierno, bomberos y directores de escuela. Eso quiere decir que las personas crecieron dentro de su comunidad y decidieron dar un paso para comprometerse con el lugar donde viven”, confirmó.
“Los hispanos trabajan duro porque lo único que quieren es que sus familias estén bien. Se suben al techo con 100 grados de calor, toman la pala con diez bajo cero y hacen cosas que nadie más quiere hacer, porque su cultura y su filosofía de vida indican que la familia es su primera responsabilidad. Pero eso el empleador no lo sabe, solo registran que si contratan a un hispano, al día siguiente no va a faltar”, dijo Mendoza resaltando la necesidad de mostrar de que están hechos los hispanos y cuáles son sus valores fundamentales.
Y como bien dice Fred, todos estos incansables inmigrantes también benefician a Oklahoma. “Se calcula que los negocios hispanos dejan un impacto de 10 billones de dólares en recaudación estatal, porque el dinero no solo es para el bolsillo, sino también para los impuestos, impuestos que los hispanos pagan en OKC, en Tulsa, en todos lados. Hoy, los inmigrantes están pagando por el alumbrado de la ciudad, por la operación de los gobiernos municipales y dependencias estatales. Sin ellos las cosas serían muy distintas en Oklahoma”, admitió soñando con lograr, que algún día los hispanos reciban el reconocimiento que merecen.
Es ese sentimiento de reconocimiento insatisfecho que ha guiado a Fred en sus logros filantrópicos, primero con la creación del instituto y hoy con el futuro lanzamiento de un archivo histórico para celebrar a las generaciones pasadas, presentes y futuras. “Mi objetivo más inmediato es en septiembre lanzar el hall de la fama de los hispanos, y luego abrir los archivos de la historia para mostrar todo lo que hemos logrado en la educación, los medios, los negocios. Vamos a irnos hasta principios de siglo cuando los hispanos eran contratados para trabajar en las minas de carbón, para construir escuelas y hospitales. Quiero que la gente tenga un lugar de peregrinación donde ir y ver a los olvidados”, explicó Fred sobre su futuro legado a la comunidad.
Mendoza lo ha visto todo, como primera generación de hispanos en esta tierra es consciente que su progreso es el resultado de lo forjado por la generación anterior. “La generación que viene está en los hombros de los jóvenes del hoy. Para ellos va a ser todavía más fácil avanzar, porque hoy contamos con referentes en todos lados. Pero nunca deben olvidarse de dónde vienen”, remarcó.
A los más Jovenes abriendo camino para los hispanos del futuro, Fred Mendoza les recomienda: “Aprendan a cuidarse a sí mismos, si no jamás podrán cuidar de otros. Aprendan a cuidar su educación, porque sin habilidades no hay sueños de éxito, y sin esos sueños caemos por las rendijas de la vida y nos quedamos sin nada, con puro enojo. Y recuerden, las calles de América se pagan en oro, pero hay que ir a buscarlo, porque nadie te lo va a servir en bandeja”. (La Semana)
Fred Mendoza a man that lives for his roots
BY Guillermo Rojas | Tulsa, OK
Fred Mendoza is a renowned leader in the Hispanic community, most prominently known as the chairman and founder of the Oklahoma Hispanic Institute. This organization seeks to empower Hispanics in various fields such as education, business, and the arts, and it annually hosts an awards celebration to honor those within the community who help change lives. Fred has been the mastermind behind this project, born out of a deep need to make our community visible and its blessings tangible. At 76, he aspires to create a historical archive on the lives of those Hispanics who have made Oklahoma thrive.
Born in Southeast Kansas as the 11th son in a family of 13 Mexican Americans, he has always been aware of the sacrifices made for a new generation to be able to shine. “My father was from Guanajuato, and my mother from Oaxaca,” he said. “They came to the US in the early 1900s and settled with the Santa Fe railroad in a community they called Little Mexico.”
“Back then, it was segregated housing. There was no running water; there were outside toilets, and I remember as a kid, I knew I couldn’t go to the theater, I couldn’t go to the swimming pool, and there were signs at restaurants that said ‘no Mexicans or dogs allowed.’ But I tell people, we don’t live in that world anymore,” he recalled, admitting the weight of the past has made him stronger and wiser.
Fred is well aware of the demographic changes in Oklahoma. Having lived in the area since the seventies, he has witnessed the growth of a community that is now the first ethnic minority and the most important voting bloc in the state.
“When I first came to OKC in 1967 and then later to Tulsa, there was a population of Mexican Americans who worked at the stockyard, packing plants, and railroads, maybe 10 to 15 thousand. Today, it’s 450 thousand across the state; that’s how much it has changed. There were no Hispanic city officials, police officers, firemen, or school principals in those days. Those things have changed because people in their community have stepped up and started businesses,” he confirmed.
“Hispanics work hard because they want to provide for their families. They will get on the roof when it’s 100 degrees outside; they will have a shovel in their hands when it’s 10 degrees below zero. They do things that other people won’t do because, according to their culture and faith, it’s their responsibility. But the employers don’t know that; all they know is that if they hire a Hispanic, they will show up,” he said, emphasizing the need to shed light on the drivers of Hispanic culture and the power of memories.
And, as Fred says, all these hard-working immigrants also mean money for Oklahoma. “There’s a 10-billion-dollar impact from Hispanic businesses on the revenues of the state because when we talk about money, we talk about taxes paid for OKC and for Tulsa. Immigrants are paying for the operation of the county government, city government, and streetlights. Without us, things would be very different in Oklahoma,” he stated, hoping someday history will give Hispanics the recognition they deserve for the prosperity they are providing.
It is this sense of recognition that has guided Fred in his philanthropic dreams, including the opening of a center for Hispanics and the future creation of a historic archive of all those who anonymously helped shape the Oklahoma we see today.
“My immediate objective is to hold an event in September that will announce the creation of a Hispanic hall of fame. We are going to bring the archives of history to show what people have accomplished in business, education, media. We are going to go back to the 1900s when Hispanics were hired to work in the coal mines; they were building schools. I want people to be able to go to a place and see all those who have been forgotten,” explained Fred, trying to leave a legacy behind that honors an entire community.
Fred has seen it all; as a first-generation Hispanic, he knows everything we see today is because of what the past generation did. “The next generation is on the shoulders of the young right now. It is going to be easy for the next ones to keep moving because of who they are today, but this generation must always remember where they all come from,” he added.
To the younger generations opening ground for those to come, Mendoza recommends, “Learn to take care of yourself because you can’t take care of others if you don’t learn how to do it. Learn to take care of your education because if you dream all the big dreams about the cars or the success, unless you have an education or the skills, you will fall through the cracks and never have anything. And when the dream dies, you will be very angry. And remember, the streets in America are paved with gold, but you must go and get it; nobody is going to bring it to you.” (La Semana)
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