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Es hora de prohibir las armas de asalto / It’s time to ban assault weapons

Por José López Zamorano | Para La Red Hispana

Una semana después de la masacre de Uvalde Texas, cuando el presidente Biden y su esposa Jill visitaron el epicentro de la matanza para depositar una ofrenda floral en el improvisado monumento en memoria de las pequeñas víctimas de la Escuela Primara Robb, un desesperado residente local lanzó un grito desesperado “haga algo presidente”.

“Lo haremos”, respondió el presidente. En su momento, escribí que en los rostros de quienes visitaron el monumento a los niños de Uvalde, se apreciaban los rasgos inconfundibles de la indignación y la impotencia.

Casi 5 meses después, con el trasfondo de las nuevas matanzas en Colorado Springs y en una tienda Walmart de Virginia, el presidente Biden y los demócratas ya promulgaron una ley pero están tratando de hacer algo más significativo: restablecer la prohibición nacional de armas de asalto estilo AR-15.

En 1994, el presidente Bill Clinton promulgó la prohibición de las Armas de Asalto, pero fue dejada expirar por los republicanos en 2004 durante la presidencia de George W. Bush. Desde entonces, se han multiplicado el número de masacres multitudinarias y el número de armas en circulación en el país asciende a 400 millones de pistolas y rifles.

En junio pasado, un mes después de la tragedia de Uvalde, Biden promulgó la más importante legislación de seguridad de las armas en las últimas tres décadas, la cual incluye incentivos para que los estados aprueben las “leyes de bandera roja” que permiten solicitar a los tribunales que retiren las armas de las personas que se consideran una amenaza para ellos mismos o para otros.

Desde entonces, Biden había emplazado a los republicanos a restablecer la prohibición de las armas de asalto tipo AR-15, los cargadores de alta capacidad, elevar la edad para la compra de armas a 21 años, y hacer universal la revisión de antecedentes criminales para los compradores de armas.

Biden pidió además eliminar el escudo legal de que gozan los fabricantes de armas para no ser demandados y cerrar los huecos que impiden la revisión de antecedentes penales a las armas compradas en ferias ambulantes, en el Internet o entre particulares.

Ese mismo mes, la Cámara de Representantes aprobó un paquete de medidas para restringir el acceso a las armas de fuego a raíz de la masacre en Uvalde. Ningún republicano votó a favor. En el Senado se requiere en este momento el apoyo de al menos 10 republicanos.

La Casa Blanca reconoce que lograr la restauración de la prohibición de las armas de asalto antes del inicio de la nueva legislatura, donde los republicanos tendrán el control de la Cámara de Representantes, es una “batalla cuesta arriba”, pero ha insistido en que no abandonará sus esfuerzos para llegar a la meta.

Es una gran oportunidad para que los republicanos “racionales”, como los llamó el presidente, nos muestren que escucharon el clamor de los ciudadanos expresados en las urnas el 8 de noviembre y aprueben la prohibición de las armas de asalto.

Su aprobación no será una panacea para evitar todas las muertes, pero sí un gran avance para atajar la violencia irracional. Se los debemos a todas y cada una de las víctimas y sus seres.

FOTO: EFE

It’s time to ban assault weapons

By Jose Lopez Zamorano | For the Hispanic Network

A week after the Uvalde Texas massacre, when President Biden and his wife Jill visited the epicenter of the massacre to lay a wreath at the makeshift memorial to the little victims of Robb Elementary School, a desperate local resident launched a desperate cry “do something president”.

“We will,” the president responded. At the time, I wrote that in the faces of those who, when they visited the monument to the children of Uvalde, could be seen the unmistakable features of anger and helplessness.

Almost five months later, against the background of the new killings in Colorado Springs and in a Virginia Walmart store, President Biden and the Democrats have already signed a law but

are trying to do something more significant: restore the national ban on AR-15 style assault weapons.

In 1994, President Bill Clinton signed an Assault Weapons ban into law, but it was allowed to expire by the Republicans in 2004 during the presidency of George W. Bush. Since then, the number of mass shootings and the number of weapons in circulation in the country amounts to 400 million pistols and rifles.

Last June, a month after the Uvalde tragedy, Biden enacted the most important gun safety legislation in the last three decades, which includes incentives for states to pass “red flag laws” that allow courts to be asked to remove guns from people they believe are a threat to themselves or others.

Since then, Biden had called on Republicans to reinstate the ban on AR-15 type assault weapons, high-capacity magazines, raising the age for the purchase of guns to 21, and make criminal background checks universal for buyers of weapons.

Biden also called for eliminating the legal shield enjoyed by gun manufacturers so as not to be defendants and close the gaps that prevent the review of criminal records to weapons purchased at street fairs, on the Internet or between individuals.

That same month, the House of Representatives approved a package of measures to restrict access to firearms as a result of the massacre in Uvalde. No Republican voted in favor.

The Senate currently requires the support of at least 10 Republicans.

The White House acknowledges that achieving the restoration of the ban on assault weapons before the start of the new legislature, where the Republicans will have control of the House of Representatives, it is an “uphill battle,” but Biden has insisted that he will not abandon his efforts to reach the goal.

It’s a great opportunity for “rational” Republicans, as the president called them, to show us that they heard the clamor of the citizens expressed at the polls on the 8th of November and pass an assault weapons ban.

Its approval will not be a panacea to prevent all deaths, but it will go a long way towards stop irrational violence. We owe it to each and every one of the victims and their loved ones.